ARCHIVAMOS ESTE RECUERDO DE EVARISTO (HUMBERTO):
En materia de preservación de material, este sitio es mucho más seguro que cualquier red social. Incluso más seguro que un disco rígido o una memoria del celular
CARTA A TERESA GANZÁBAL
Tigre, 20 de mayo de 2019
Sra. Teresa Ganzábal:
Buenos días, Sra. Teresa. Mi nombre es Humberto Fumagalli. Vivo en Tigre, trabajo en mi propio taller de enmarcado y practico tenis desde los 10 años (1968).
El motivo que me ha traído hasta aquí y por el cual le estoy robando un poco de su tiempo es mi vieja intención de tener, aunque mas no sea, un pequeño gesto de reconocimiento a la persona de su hermano Julián, de quien siempre seré admirador.
Debo reconocer que, en lo que atañe a la fase personal, solo dispongo de comentarios y anécdotas, relatadas por algunos amigos del tenis, como Juanjo Velazques (que fue quien me indicó que me dirija a usted como contacto), Enrique López Pelliza o Jacques Leclerc . Pero cuento con una pequeña pero maravillosa experiencia propia con quien fuera un verdadero estandarte del buen juego y el don de caballeros.
Me había hecho la costumbre de concurrir a los Campeonatos de Veteranos de Tenis en calidad de simple espectador, averiguando previamente si en el día habría algún partido de Julián Ganzábal: suficiente razón para mi entusiasmo.
De hecho, me acostumbré a tomar ese evento como si fuera un concierto en el Teatro Colón. No le digo que me vestía de traje, pero me vestía bien y hasta llevaba a mi esposa conmigo.
Descubrimos la belleza y buena acogida de algunos clubes tradicionales como el Náutico de San Isidro o El Tenis Club Argentino.
Disfruté de su depurada técnica muchas veces, pero una de mis anécdotas más valiosas (y que guardo en un rincón especial de mi corazón) ocurrió en mi club: L'Aviron, en tiempos en que yo todavía me dedicaba a enseñar tenis.
Llevé a un niño alumno mío a presenciar un partido de Julián al mencionado club de Tigre, muchos años antes de hacerme socio. Julián había ganado con comodidad y en forma rápida. Es probable que se haya quedado con ganas de jugar más tiempo, como también es probable que, al verme con raquetas en mano y vestido de tenis, se dirigiera a mi, proponiéndome "pelotearle" en la cancha que había quedado libre.
_"No querés pelotearme un rato?", preguntó
_"A quién hay que matar?" respondí rápido, ganándome el trofeo de su sonrisa.
Siguieron unos 30 o 40 minutos de una danza exquisita que jamás olvidaré, rematada por un comentario de Julián (cortés y diplomático): _"Qué lindo tenis tenés!". Sé que puede sonar exagerado. Comprendo perfectamente. Pero no me avergüenzo al afirmar que sentí que todo lo que había hecho desde que comencé a amar este juego, tenía sentido.
Al día siguiente, Julián volvió a tocarme con su "Varita Mágica". Al concluir su partido de semifinales, golpeando suavemente el encordado de su raqueta (Prince Pro) exclamó: _"Dónde está mi entrenador?"
_"¡Aquí, Julián!” grité abriendo los brazos, como si hubiese ganado una final de ATP. Y fueron otros 30 o 40 minutos de éxtasis del bueno.
Al día siguiente, jugaba la final y, como era lógico, no podía esperar que juegue el post-match conmigo. Pero lo fui a ver vestido con mi mejor blazer. También ganó.
Sra. Teresa: No soy de jugar torneos muy seguido. Me muero por ganar alguna vez una copa en alguno, y ese sueño siempre queda postergado por alguna razón. Pero después de aquella historia debo decir que ya no me voy ir nunca con las ganas. Julián compartió una cancha dos veces conmigo y hasta tuvo una palabra elogiosa y estimulante.
Voy ahora al asunto concreto: Luego de enterarme de los problemas de salud que alejó a Julián Ganzábal de las canchas, y más allá de que las últimas noticias que tengo son alentadoras, me surgió con mucha fuerza una gran inquietud acerca de la desproporción entre lo mucho que algunas personas públicas entregan y el poco compromiso que muestran (que mostramos) los espectadores cuando la llama de ese arte llamado deporte deja de encenderse.
Yo he sido muy feliz con el solo "ver jugar a Julián Ganzábal". Multipliqué mi felicidad, desde un estado de idolatría que reconozco alto, cuando tuve aquellas magníficas prácticas circunstanciales. Me dolió su enfermedad y me cuesta ahora ponerme en el lugar neutral de quien ve pasar los acontecimientos en estado de inercia.
Permítame Sra., ofrendar este humilde cuadrito de la Virgen del Rosario de San Nicolás, hecho en mi taller, con materiales nada onerosos y confección simple. Se que soy uno más entre los tantísimos que han disfrutado del tenis de su hermano y respetaría cualquier decisión que usted tomase al respecto. Solo le pido que acepte este presente y con eso me doy por cumplido. Con mi conciencia y con Julián Ganzábal.
Luego, le aseguro que no voy detrás de ninguna palabra ni nada de nada. Es solo una intención y haberse tomado el tiempo de leer estas líneas es suficiente recompensa para mí.
Muchas Gracias.
Humberto Fumagalli
Nota del redactor: Teresa Ganzábal, es Capitana de Tenis en el Club Náutico de San Isidro donde, anualmente, se lleva a cabo el Torneo Internacional de Veteranos de I.T.F.
Para comunicaciòn directa y respuesta mas ràpida, envia un e-mail a forobreakpoint@gmail.com
Y para dialogo fluido, acuerda una entrevista y luego utiliza videochat de Google ("hangouts"), o Facebook.