El espacio de JOSÉ

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LicPescadasTraful
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El espacio de JOSÉ

Mensaje por LicPescadasTraful » Jue, 26 Mar 2020, 00:29

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Este hilo es un aporte de Breakpoint, a cargo de uno de sus Miembos Fundadores: José Rizo Massu (jok 1988).
Acostumbrado a traernos notas sobre la biología y sus conexiones con el pensamiento profundo. hoy aborda temas diversos en su condición de viajero del conocimiento.
Una invitación a investigar cada partícula del mundo desde la mirada de una persona tan simple y natural como la mismísima curiosidad humana: algo de lo que "sabe y puede".




Aprovecho para anunciar la apertura de espacios personales en este mismo sector del foro. Quienes estuviesen interesados en esta forma de difusión deberán conectarse via Facebook con este administrador y cumplir con requerimientos temáticos y estéticos a considerar. https://www.facebook.com/evaristo.pescadastraful

ImagenAbout J.Rizo

Biólogo Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Postítulo en comunicación de la Ciencia U. de Chile. Postítulo en Producción ejecutiva de Cine y Tv Ucsc Vasta experiencia en Comunicación Científica habiendo trabajado en Explora Magallanes y participado en la delegación Escolar Antártica. Además tiene experiencia en medios de comunicación como panelista de televisión, conductor del programa radial Ciencia en el Aire y ganador del primer lugar nacional del concurso de microcuentos científicos “Tinta en el Matraz”



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Contingencia obliga, la situación del mundo hace que se deba tocar algo de este tema. Desde lo más básico hasta temas más complejos, pasando por hipérboles, lítotes y quizás sarcasmo. Todo lo que alguna vez se preguntó respecto al Coronavirus y no se atrevió a decir en voz alta.



Antes de empezar es importante tener en cuenta que alguna información puede variar dependiendo de las actualizaciones constantes que hacen los expertos.

¿Qué es un virus?

Significa «veneno» o «toxina». La definición técnica más simple sería la de agente infeccioso microscópico acelular (no está compuesto de célula alguna, ya que es más pequeño que ellas) que sólo puede multiplicarse dentro de las células de otros organismos. De forma un poco más jocosa, el premio nobel Peter Medawar decía que un virus es un trozo de ácido nucléico (ADN o ARN) rodeado de malas noticias. Lo más importante acá es saber que no están vivos, aunque pueden transformar a la célula que infectan en esclava zombie una máquina de producir más virus. Aunque algunos son útiles para los investigadores, la mayoría de la gente los identifica porque nos causan enfermedades.

¿Y la corona del Coronavirus

El nombre hace mención a su característica forma, que recordó en su momento a la corona solar (fig. 1). Los coronavirus son una familia abundante (no es que sean hermanos o primos; es una categoría taxonómica que permite ordenar a los organismos. Piense que todos los felinos que conoce, desde la bola de pelos en su casa hasta los leones, son una sola familia, Felidae).

ImagenFig. 1. Coronavirus a la izquierda, Corona Solar a la derecha.

Hay muchos tipos y son comunes en mamíferos y aves. En algunos casos puede propagarse a humanos (le llamamos zoonosis a las enfermedades que otros animales nos pueden contagiar). Este es el 7° coronavirus conocido que afecta a los humanos. Algunos causan síntomas leves, otros pueden ser más peligrosos (como el SARS). En el caso del amigo que nos ocupa, su reservorio natural (el organismo donde normalmente se encuentra) se cree que puede ser el murciélago.


¿Por qué le llaman COVID-19?

Es el nombre oficial de la enfermedad de acuerdo a la OMS. Es un acrónimo de Coronavirus disease 2019 (Enfermedad de Coronavirus 2019 en inglés). Este creativo nombre, que incluye el año en que la enfermedad hizo su puesta en escena, se debe a las recomendaciones especiales de evitar nombrar las enfermedades con nombres de animales, lugares o grupos de personas para evitar estigmas. No es que haya resultado particularmente bien, pero se hace lo que se puede. El virus en sí mismo, se llama oficialmente SARS-CoV-2, nombre dado por el Comité Internacional de Taxonomía de Virus. Y sí, hacen comités para todo. Vivimos en la Era de la Burocracia.



¿Cuáles son los síntomas?

Los más comunes son la fiebre, cansancio y tos seca. Algunos pacientes pueden presentar dolores, congestión nasal, rinorrea (nombre elegante para hablar de secreción nasal), dolor de garganta o diarrea. Normalmente son leves, sobre todo en niños y adultos jóvenes y van apareciendo de forma gradual. Incluso es posible tener la infección y no desarrollar ningún síntoma. PERO (destacamos la palabra para asegurar que lea este inciso hasta acá), es posible desarrollar síntomas más graves, como dificultades para respirar, que obligan a hospitalizar a alrededor de 1 de cada 5 infectados. Las personas mayores y las que padecen afecciones médicas subyacentes (como hipertensión, problemas cardíacos, asma o diabetes) tienen más probabilidades de desarrollar una condición grave.



¿Cómo lo diferencio de una gripe, influenza, resfrío o alergia?

Diferenciarlo todo a veces puede ser confuso, sobre todo si consideramos que la influenza y el COVID-19 son tipos distintos de gripes y éste término, en latinoamérica, se usa muchas veces como sinónimo de resfrío. Diferenciar una gripe, influenza o COVID-19 puede ser difícil porque de hecho la gripe es un nombre genérico que engloba a los otros 2 y son provocados por distintos virus de la misma familia, los Coronavirus. Dicho eso, existen algunas diferencias concretas que vale la pena tener en cuenta, sobre todo para que no cunda el pánico ante lo que quizás podría ser un simple resfrío. Las siguientes figuras enseñan los principales síntomas de cada caso:
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Recuerde que muchos virus pueden causar tos, fiebre, dolor de garganta y la cabeza, además de sensación de fatiga. Y aún si tiene gripe, puede experimentar síntomas tan débiles que lo confunda con un resfrío común. El rasgo clave es que la gripe, en sus distintas manifestaciones, es la única que nos hace sentir dolor muscular tal como se indica acá: Imagen

Con el resfrío, los síntomas son aún más débiles y generalmente limitados al tracto respiratorio.
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Si tiene la mala suerte de estar en otoño y sobre todo, en primavera, se puede topar con síndromes respiratorios alérgicos como la rinitis estacional, las cuales pueden causar secreción y congestión nasal. El estornudo será tu fiel acompañante, pero no debería haber tos o fiebre.
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¡Tengo una idea brillante! ¿Y si tomo todos los antibióticos que encuentre en mi camino para curarme?

Una idea así solo puede ser superada en lo mala por salir a un concierto estando enfermo y con todo el mundo advirtiendo que se debe hacer cuarentena. Lo bueno es que no hay gente así (sí, en serio). Los antibióticos son medicamentos diseñados para eliminar bacterias. Los virus son entidades muy distintas y no se ven afectados por antibióticos.
ImagenFig. 6. Dos entidades que las estudian los microbiólogos y que nos pueden enfermar. Hasta ahí las semejanzas entre bacterias y virus. Hay más similitudes entre tú y un virus que entre un virus y una bacteria, como se puede ver acá

Un consumo masivo de antibióticos no solo no previene nada contra este virus, sino que contribuye a acercarnos un poco más al Apocalipsis Post-Antibióticos y de paso, puede dañar sus bacterias útiles (¿Qué? No crees que tienes bacterias útiles en tu cuerpo? Pase por acá y acá). Aunque hay algunas voces que dicen que una combinación de fármacos anti-malaria y un potente antibiótico parece funcionar, esto no pasa de ser una etapa de ensayo clínico, en ningún caso un medicamento real y efectivo. No por ahora al menos. Así que por lo que más quiera: NO CONSUMA ANTIBIÓTICOS. Cada vez que lo hace, un gatito se suicida.



¿Y entonces? ¿Qué tratamiento puedo hacer?

Según la OMS, la mayoría de las personas (~80%) se recuperan sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial. Por ahora no hay cura, aunque se trabaja en vacuna y en prevención (ver más abajo). Los esfuerzos están orientados principalmente en aliviar los síntomas. MUCHO OJO con tomar antiinflamatorios. Algunos quizás pueden ser perjudiciales en contexto de COVID-19.



¿De dónde salió esta cosa?

La pandemia empezó como epidemia el 1 de diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en China central, cuando se reportó a un grupo de personas con neumonía de causa desconocida, vinculada principalmente a trabajadores de un mercado mayorista de mariscos de la zona, el cual vende, entre otros productos, varios tipos de animales exóticos. Las autoridades chinas aislaron poco después el patógeno causante del brote: un nuevo tipo de coronavirus, nuestro amigo SARS-CoV-2, que tiene una similitud genética en un 70% al menos con el SARS-CoV (sí, el de la epidemia en el 2002, esa cosa más peligrosa pero por la que bastante menos escándalo se hizo) y una similitud genética del 89% con el Bat-Cov-ZC45, un virus encontrado en murciélagos No está claro si el virus había estado en circulación anteriormente ni si Wuhan es el lugar de origen de la pandemia o solo el lugar donde se identificó por primera vez.



¿Epidemia? ¿Pandemia? ¿No son lo mismo?

La epidemia (epi = sobre; demos = pueblo) relaciona casos esperados vs casos totales. En palabras simples, una epidemia es una enfermedad que afecta a más gente de lo normal. Gracias al cine de zombies, tiene mala fama el concepto, por lo que se prefiere usar el más sutil «brote epidémico» (sí, mucho más sutil. Uno siente que puede dormir más tranquilo). La pandemia (pan = todo, demos = pueblo) es la propagación de la enfermedad a nivel mundial, independiente de su mortalidad. Y si se lo está preguntando, la diferencia sí importa ya que las estrategias para abordar la crisis varía. No es lo mismo destinar recursos a un país que repartirlos por todo el mundo.



¿Cómo se disemina una pandemia?

Los principales, aunque no los únicos involucrados, suelen ser los virus, al menos en estos tiempos. El problema viene en que vivimos en un mundo cada vez más interconectado y globalizado. Gracias a vuelos internacionales, la gente y sus enfermedades pueden estar en cualquier parte del mundo en cuestión de horas. Y una vez el virus aterriza, a veces solo necesita un estornudo para diseminarse por toda la comunidad. Aunque para ser justos, las peores pandemias se dieron en una época con bastante menos capacidad de movimiento, aunque sin duda peores condiciones higiénicas. Lo que puede explicar por qué la peste negra o la gripe española fueron tan efectivas como se ve en la siguiente imagen: ImagenFig. 7. En lo positivo, el COVID-19 no está entre las peores cosas que ha enfrentado la humanidad. En lo negativo, no se detiene ni tiene para cuando hacerlo.


¿Cómo se detiene todo esto?

¡Aprenda a controlar su epidemia favorita en 4 simples pasos! Bonus track si es un dictador que puede controlar con facilidad todos los aspectos relevantes de sus ciudadanos. Le servirá en el paso 4.



Paso 1: Predecir. Un aspecto clave pero infravalorado: el conocimiento es poder y hay quien diría que la investigación científica sirve para otras cosas además de permitirle leer esto desde su computador. Si generamos datos, investigamos y aplicamos modelos aprovechando experiencias previas y que siempre aprendemos de nuestros errores, podremos predecir potenciales patógenos y su comportamiento. Así, conocemos a nuestros enemigos y estamos preparados para prevenir y combatir. En lo positivo, la ciencia funciona y efectivamente predice. En lo negativo, pareciera que a ninguna autoridad le importa, hasta que estalla la crisis.

Paso 2: Modelizar y Controlar. Una vez aparece una nueva enfermedad, los investigadores usan los datos obtenidos en el paso 1 y generan nuevos y actualizados modelos que permiten predecir a corto plazo cómo se extenderá la epidemia. Algunas preguntas clave a las que se les busca respuesta en esta etapa son: ¿A cuánta gente infecta un paciente? ¿Qué letalidad tiene? ¿Cuál es el periodo de incubación? Toda esta información se recoge a medida que transcurren las infecciones y se generan o corrigen los modelos. Estos datos se emplearán, de nuevo en caso de que surja otra enfermedad que nos obligue a devolvernos a la primera fase. En esta etapa también se generan las medidas necesarias para controlar la expansión de la epidemia, evitando así que se convierta en pandemia (no nos ganaremos un premio a la excelencia con este brote).


Paso 3: Tratar la enfermedad. Solapado con el paso anterior. Es necesario indicar que a veces no hay remedio y solo queda tratar los síntomas. Esto último suele hacerse con los coronavirus en general, ya que no tienen tratamientos o vacunas muy eficaces. La lucha en esta fase es mitigar las infecciones y reducir la capacidad de expansión a base de tratar y controlar afectados.


Paso 4: Si todo lo demás falle, y probablemente fallará, puede hacer un férreo control ciudadano a punta de toques de queda, cuarentenas e incluso, al mejor estilo Resident Evil, cerrar ciudades por completo y así minimizar el contagio. Esta etapa es más fácil de llevar a cabo si tiene la suerte de ser un dictador donde nadie lo cuestiona adentro y nadie de afuera se preocupa de lo que hace o dice, de modo que puede maquillar cifras y datos a su antojo.



Y si soy una persona normal, ¿Qué puedo hacer para detener esto?

Tomar medidas para evitar transmitirlo, cosa no fácil, ya que el virus es altamente contagioso y puede pasarlo de persona a persona a través de pequeñas gotas que pueden ingresar por ojos, nariz y boca, sea por estorundo, tos o simplemente hablando. Por eso, la recomendación es estar al menos a 1,5 metros de distancia con una persona que pueda estar infectada.

ImagenFig. 8: Distancia mínima recomendada. Si nunca ha visto un jote de cabeza colorada, vale también la envergadura de cualquier ave grande con sus alas extendidas (cóndor, albatros). Puede pensar también en una llama macho adulto con su cría detrás. Si vives en centroamérica, considere un tapir adulto entre usted y su interlocutor(a).

Muy importante también es la higiene. El virus puede vivir un periodo de tiempo variable, dependiendo de la superficie, fuera de un cuerpo que pueda infectar. Si tocas la superficie y te llevas la mano a la cara, es probable que contraiga el virus (recordatorio importante: el virus no puede atravesar la piel). ¿Mascarillas? Mejor guardarlas para jugar al Doctor(a). Acá las recomendaciones básicas fundamentales:
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¿Este virus también vive sobre objetos y cosas? ¡Voy a quemar las casas en toda la cuadra donde vivo para evitar contagio!

No hay que exagerar con el tema de las superficies, aunque sí puede ser útil saber cuánto dura el virus en ellas. Después de todo, la capacidad de sobrevivir y ser infeccioso puede variar de horas a días dependiendo de lo que hablemos. Felizmente, ya tenemos estudio que da algunas pistas. Para empezar, un reducido porcentaje del virus puede mantenerse activo en las secreciones hasta por 3 horas. Si cree que es muy poco, considere que cada vez que tose, produce hasta 3 mil gotitas de secreciones. En acero inoxidable y plástico, el virus sobrevivió y mantuvo su capacidad infecciosa por hasta 3 días. Si fuera alguien alarmista le sugeriría que nunca más toque una manilla de puerta a mano descubierta y hunda su celular en ácido a ver si mata todo. Pero no hace falta: basta con desinfectar superficies con etanol 70%, agua oxígenada al 0.5% o soda cáustica al 0.1%. En cartón vive 24 horas y en cobre apenas 4. No hay claridad respecto a la ropa. Tenga en cuenta que nada protege mejor que tomar las medidas de seguridad descritas antes. Y por cierto, los valores que de supervivencia que acá se mencionen pueden variar si hace más calor o frío, si hay más humedad o vive en ambiente seco, etc.


¿Moriremos todos? ¿Alcanzaré a ver todas las películas Disney transformadas a Live-Action?

Si la humanidad sobrevivió a la peste negra, a la viruela, al ébola y al final de la última temporada de Juego de Tronos, probablemente saldremos bien parado de esto. La mortalidad promedio es difícil de calcular, ya que es posible que se sobreestime el número de infectados. Considere la cantidad de casos no registrados por gente que no se va a atender. Pero también es posible subestimar la tasa de mortalidad, ya que se pueden dejar afuera casos que tendrán un desenlace fatal en un futuro.


Además, la mortalidad varía según la edad, el sexo o del país que hablemos, entre otras cosas, porque la logística, transparencia y preparación puede variar mucho. Aún así podemos estimar que la mortalidad promedio ronda en un 3,4%, con una variación que va del 0,4% al 4% (mucho más elevada en adultos mayores, casi inexistente en población joven). En comparación, el SARS mató al 11% de los infectados. Dicho eso, si tu principal preocupación es esperar por los Live-Action de Disney, deberías reconsiderar el motivo de tu existencia.


No parece ser tan grave. ¿Por qué tanto temor?

Es cierto que hay otras enfermedades que matan más. Algunas cifras y ejemplos de EEUU: cada año entre 12.000 y 60.000 personas por la gripe, 14.000 por el virus respiratorio sincitial humano, 4.000 por S. pneumoniae y otros 1.000 por H. influenzae. Cifras similares ajustadas al tamaño poblacional se dan en todos los países del mundo occidental, de tal manera que la OMS ha calculado que en todo el mundo mueren alrededor de 650.000 personas al año únicamente por la gripe, cifras que no llevan a ningún gobierno a cerrar escuelas o países, ni provocan desabastecimiento. Es probable que el rol de los medios juegue un factor relevante en la sensación de pánico y crisis que no se puede despreciar. PERO (destacamos palabra para que llamar su atención, es importante que siga leyendo) eso no significa que lo que ahora vivimos sea insignificante. Y hay varios motivos para estar preocupados:



Aunque la mortalidad es baja, crece mucho en adultos mayores y personas con condiciones preexistentes. Considerando que los países desarrollados tienen una población envejecida y los más pobres les faltan recursos, logística o personal capacitado para responder, el problema termina transformándose en un problema para todos. Si eres joven y tienes buena salud, en el mejor de los casos, puedes ser foco de contagio para gente que no tenga su suerte. En el peor, puedes quedar con secuelas permanentes.


La capacidad de contagio del virus es particularmente elevada. Ayuda mucho que uno pueda esparcirlo sin manifestar síntomas. Esto puede provocar un colapso del sistema de salud, ya que en última instancia, las camas y gente que cura son recursos limitados. No es lo mismo tener 10 enfermos en un día que tener 1 enfermo por día en 10 días. Acá viene un concepto que quizás hayas escuchado: «aplanar la curva«. De lo que se trata, en simple, es ralentizar el número de contagios, de modo que el los casos se distribuyan más en el tiempo en lugar de un único gran peak. La siguiente figura muestra las diferencias:

ImagenFig. 10. Distribuir los casos en el tiempo es esencial para no colapsar el sistema de salud. Japón es un buen ejemplo de hacerlo bien: pasó de 1 caso a 480 entre el 16 de enero y el 9 de marzo, lo que hace 9 contagios por día. Italia es un buen ejemplo de hacerlo mal: pasó de 3 casos el 31 de enero a más de 9.000 para el 9 de marzo, teniendo 230 casos por día, es decir, 25 veces más por día que Japón.

3. Ya en un marco más general, las gripes y zoonosis disparan siempre las alertas y obligan a un fuerte seguimiento. Para entender por qué el miedo, hay que conocer algunos detalles de estos virus. La gripe (o influenza) se presenta en 3 variedades distintas: la A, la B y la C. La primera es la más abundante y agresiva, afectando a muchos animales, incluyéndonos. La B solo afecta a humanos, es poco frecuente y menos peligrosa y la C es la más benigna y rara de todas. A la gripe A le debemos algunas joyas como la gripe española (H1N1), o la gripe porcina que provocó pánico en el 2009.

A modo de curiosidad, las letras indican el nombre de proteínas distintas y los números las variantes específicas (que van del 1 al 16 en la H y del 1 al 9 en la N). Dependiendo de la combinación específica, los virus pueden ser más o menos agresivos. La experiencia dice que H5 y H7 son los más agresivos. Toda esta variación y la enorme capacidad de recombinación (un virus puede tomar rasgos de otro) hace casi imposible desarrollar una vacuna efectiva.


¿Y por qué todo esto debería provocar tanto pánico? Hay que considerar que la gripe es un virus estacional y nos acompaña todos los años. Como la mayoría de niños y adultos habrían estado expuestos al virus en esas estaciones, estas enfermedades generlamente son moderadas. Estas enfermedades casi siempre afectan a personas mayores con sistema inmune debilitado. Como la mayoría de niños y adultos habrían estado expuestos al virus en esas estaciones, estas enfermedades generlamente son moderadas. Sin embargo, cada 20-40 años ocurre una mutación importante en estos virus y empieza el caos. Y, ocasionalmente aparecen variantes que atacan de forma fulminante a personas jóvenes con el sistema inmune robusto. Esto pareciera ocurrir porque se genera una «tormenta de citoquinas«, que viene a ser una sobre reacción de nuestro sistema inmune. Esto pasó con la terrible gripe española, que en un par de años mató a 50 millones de personas.


EL TEMOR MÁS GRANDE (destaco para que lea) es que aparezca una combinación de lo peor: un virus para el que no tengamos cura, se pueda esparcir muy rápido y pueda ser altamente mortal. El temor es que se duda fuertemente de la capacidad de la humanidad de responder ante una súper gripe. En la actualidad se están produciendo unas 300 millones de dosis de vacuna de gripe estacional, y se estima que se podría llegar a 600 millones sin mucho problema. Saturando el sistema a tope se podrían alcanzar cifras de 2.500 millones de dosis, lo que dejaría a más de la mitad de la población del mundo desprotegida. Para asustarse, ¿no cree? Mejor pecar de alarmista que de negligente criminal.

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¿Por qué pierden tiempo los científicos descifrando su material genético en lugar de buscar una vacuna rápidamente?

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Si tomabas atención en biología cuando ibas al colegio, recordarás que el material genético son las «instrucciones» para construir un organismo. O un virus. También funciona como «archivo histórico» donde queda su historia evolutiva, lo que permite rastrear sus orígenes. Lo primero que obtuvimos con la identificación del genoma es que pudimos determinar que es un nuevo tipo de virus (emparentado con su primo hermano, el SARS). Comparar su material genético con el de otros virus conocidos y cercanos, permite identificar debilidades y fortalezas, como actúa el virus y en última instancia, como podemos derrotarlo. También hemos podido observar en tiempo real que el virus muta bastante, lo que dificulta la creación de remedios (y de paso, es un golpe para creacionistas negacionistas de la evolución). En resumen, saber su genoma es parte fundamental para poder crear soluciones y aplicar medidas de contención. Si eras de los que se preguntaba en el colegio «para qué tenemos que aprender esto si nunca lo vamos a usar», gracias. Eres el motivo por el que este post existe.



Pero… ¿Hay vacunas?
Formalmente, no aún. China dice estar ya en fase experimental, pero no estaría lista hasta abril al menos. Recordemos que es difícil hacer vacunas contra virus que cambian tan rápido. Quizás oíste que Cuba, en un acto de solidaridad universal, inventó una vacuna y la repartía gratis por el mundo. Sea por mal entendimiento periodístico, porque internet está lleno de fake news o porque Cuba tiene una peculiar situación política que levanta pasiones, lo cierto es que la información no es correcta. Sí ofrece un medicamento (Interferón Alfa 2-B) que producen, aunque no lo inventaron, no es una vacuna, no es específico para el Coronavirus y no es el único país que lo produce.
¿Cuánta gente infectada hay?
Difícil saberlo. Recordemos que mucha gente puede estar contagiada y ser asintomática o manifestar síntomas leves por los que no se preocuparán. Además, entre que alguien se hace un test y tiene sus resultados, pueden pasar varios días, lo que hace que la cifra hoy sea con alta probabilidad, un valor subestimado. Finalmente, no importa la cifra que de, es probable que en algunas horas más tenga un enorme desfase. Hoy, mientras escribo esto, tenemos más de 414.000 casos en más de 185 países
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¿Qué pasa con las mujeres embarazadas?
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Recordando que el virus es nuevo y por ende, la información es escasa, pareciera ser que no habría un riesgo mayor para el feto o la madre. La poca información científica lo avala, aunque como siempre, toda preocupación es bienvenida. Se ha dado el caso de un bebé en Reino Unido que nació y dio positivo por Coronavirus, pero como la madre estaba infectada, no se sabe si el contagio ocurrió durante el embarazo o después. Lo que es importante es que ambos se recuperaron bien.
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¿Mi perro, mi gato y mi cocodrilo-mascota corren riesgo de contagio?
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La OMS indica que, aunque se documentó el caso de un perro infectado en Hong Kong (el cual no enfermó), no pareciera haber motivos para pensar que las mascotas pueden contagiar a los humanos. Para nosotros cuidar de ellas, deberíamos tomar las mismas medidas que ya sabemos: lavado de manos, no estornudar cerca, disminuir el contacto. Si llegas a estar enfermo y tienes mascota, consulta con autoridades. Mal no le vendría a su pequeña bola de pelos unas vacaciones lejos suyo. Respecto a cocodrilos mascota, créame, la menor de sus preocupaciones son el virus.
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¿Estaré a salvo si compro máscaras de guerra anti gas, cascos de astronauta o mascarillas de médico?
Los virólogos son profundamente escépticos respecto al uso para prevenir la infección. La OMS misma advierte que la mascarilla como medida precautoria única no sirve y se recomienda su uso solo si estás enfermo, para no andar desperdigando tus inquilinos microscópicos por todos lados. Imagina tirar una canica contra una barrera del tamaño de un arco de fútbol y esperar que ésta no pase. Esa es más o menos la relación en términos de tamaño entre el virus y la mascarilla. Estas se hicieron para proteger a otros de tus gotitas infecciosas, no para protegerte de forma específica de los virus. Y por favor, olvídate de las mascarillas caseras, salvo que el objetivo sea enfermarse lo más rápido posible. NO USAR MASCARILLAS CASERAS BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA. Eso de «algo protegerá» es nada, y para peor, la mascarilla puede crear condiciones idóneas para que el virus viva feliz y contento.
Dicho eso, si está con síntomas o es paranoico, le comento algunas cosas para que su compra sea más efectiva. Quizás le interese comprar un respirador, que es el siguiente nivel de protección. Hay de distintos tipos. Las recomendaciones acá van desde los N95 en adelante (hay P95, N99 y Clase 100). Las letras indican si son o no efectivas contra ciertos materiales tóxicos volátiles y el número indica lo que es capaz de filtrar. Una N95 filtra el 95% del aire, una N99 el 99% y la Clase 100, en teoría, el 100%. A modo de referencia, las N95 típicas están diseñadas para contener partículas mayores a 0,3 micras y el COVID-19 tiene un diámetro de 0,12 (por si no es hábil con los números: el virus es 3 veces más pequeño que lo que el N95 puede filtrar). Recordemos que la utilidad de estas máscaras es sobre todo que tú no contagies a otros. Por lo demás, su uso es incómodo, debe afeitarse y limpiar los filtros. Si me lo pregunta, se oye bastante trabajo ante las alternativas de aislamiento y lavarse las manos.

Tengo ganas de aprovechar este periodo de vacaciones obligatorias para salir con toda la familia a pasear. ¿Qué lugares me recomiendas?



Una cárcel, porque su actitud es bastante irresponsable y cuasi delictiva. Quizás un psiquiátrico. Una cuarentena no es una excusa para tomar vacaciones. Recuerde que puede ser asintomático pero contagiar a terceros.


ImagenFig. 11: Quien diría que la mejor forma para conseguir que algunos suelten el celular y empiecen a hacer actividades al aire libre es obligarlos a quedarse en casa, de modo que solo les queda usar el celular para entretenerse.

Quiero hacer cuarentena, pero el trabajo me obliga a salir. ¿Puedo hacer algo distinto a generar una revolución social que mande a todos a la guillotina?

Para muchos, el trabajo no es una opción. Vivir al día es parte de la realidad de millones de personas en el mundo. Sea porque el teletrabajo no se puede poner en práctica, porque la naturaleza de su trabajo es presencial e irreemplazable o porque es trabajador(a) independiente, la situación puede ser compleja. Ante esta situación, lo mejor que puede hacer, si no quiere esperar que venga una Revolución Francesa 2.0, es tratar de hablar con el empleador (si corresponde), tomar las mayores medidas de seguridad posible (recuerde, una acción tan simple como lavarse las manos y no tocarse la cara puede ser significativo) y confiar que tenga autoridades políticas competentes que puedan ofrecer algunas alternativas razonables.


Llevo 3 días encerrados y ya siento que odio a todos los que me rodean, me vi todas las series de Netflix y paso todo el día en el suelo agarrándome las piernas en modo bola. ¿Es normal?

Es normal que en momentos de encierro se puedan manifestar algunos síntomas: ansiedad, preocupación por el estado de salud propio o de seres queridos, miedo por el contagio, incertidumbre por posibles negligencias de terceros, complicaciones por tener hijos pequeños en casa que aumentan el estrés; angustia, frustración, sentimiento de soledad, irritación e incluso ser víctima del efecto nocebo, entre otras cosas. La Sociedad Española de Psiquiatría ha sacado un documento respecto a los efectos del encierro y como trabajarlo. Si siente que lleva más de 15 días con alguno de esos síntomas, consultar por ayuda profesional. No se avergüence de ello, la salud mental es importante. Algunas recomendaciones:
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– Recordar que la alternativa de contagio es potencialmente peor que la situación actual.
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– Los niños y niñas pueden ser sensibles a la información a la que acceden. Explíqueles con calma lo que pasa, adaptando el lenguaje y pídales que cooperen, aunque sea no estorbando. Un concepto maravilloso que puede ayudarle en el trato con los niños es el de la ludificación, es decir, transformar todo en un juego para los más pequeños. Dicho eso, es probable que baste con que sobrevivan, no tiene por qué esclavizarse 24/7 en su entretención. El aburrimiento es útil para fomentar la creatividad en los más pequeños. Simplemente no los deje afuera de la información para que entiendan la situación. Se sorprenderá lo comprensivos que pueden llegar a ser cuando uno se toma el tiempo de explicar las cosas.– Somos animales sociales. Que no sea recomendable juntarse físicamente parece una pobre excusa considerando que existen las redes sociales, skype y otras. No se aísle, salvo que sea de naturaleza ermitaña y gruñona y lleve entrenando toda una vida para este momento.
– Escriba. Ayuda a reducir ansiedad y quien sabe, puede ser la próxima persona en ganarse el Nobel de literatura. O puede iniciar un blog de ciencia con preguntas y respuestas respecto al Coronavirus. Como sea, le ayudará a entretenerse.
¿Es cierto que todo esto fue predicho?
Sí. No. Más o menos. Depende de qué entendamos por predicho, qué fuente esté considerando, qué es lo que se dice y qué es lo que interpreta. Empecemos por aclarar algo: una predicción puede ser tan amplia como decir «mañana morirá alguien» (100% de probabilidad que así sea), tan ambigua como «en las próximas décadas, ocurrirá algo malo que será lamentado por mucha gente» o tan preciso como «si te lanzo una piedra a la cara y te golpeo con ella te enojarás». Evidentemente, las predicciones precisas, que acotan en tiempo, lugar y son específicas son las valiosas. Sabiendo eso, podemos analizar las distintas fuentes de predicción.
En orden de antigüedad, podemos decir que la Biblia tiene la predicción que antes del fin del mundo, vendrán pestes, plagas, etc. Una predicción no muy útil y menos aprovechable, ya que plagas y pestes han habido antes de la humanidad y vendrá después. Tampoco se describe qué peste será, de modo que estamos predispuestos a achacar cualquier cosa a esta predicción.
También circula por redes sociales un texto de Nostradamus que dice así:
Y en el año de los gemelos / surgirá una reina
desde el oriente / que extenderá su plaga
de los seres de la noche / a la tierra de las 7 colinas
transformando en polvo / a los hombres del crepúsculo
para terminar en las sombras de la ruindad

La interpretación de esto es que el año de los gemelos es el 20-20; la reina es el Coronavirus (por algo tiene una corona, no?). Los seres de la noche son los murciélagos y la tierra de las 7 colinas, Italia, donde mataría a las personas más ancianas. Maravilloso, ¿cierto? Pues no. Por el simple motivo que el escrito es un fake. Las predicciones reales, tanto bíblicas, como nostradámicas o de otras fuentes, suelen aprovecharse del mismo fenómeno que usa el horóscopo: el efecto Forer, que se aprovecha de descripciones ambiguas para hacer calzar todo lo que sucede. ¿Ha notado que los que promueven las profecías suelen aparecer durante o después de las crisis, pero no antes? Quizás estemos siendo testigos de un efecto cisne negro en masa, racionalizando sucesos de forma retrospectiva.
Lo interesante es que, aunque menos espectacular si consideramos el tiempo, sin duda es para dejar a todos con la boca abierta, es que esto sí fue predicho. Por ejemplo, otros portales ya se preguntaban en el lejano 2014 si un brote de Coronavirus sería la próxima pandemia. Y no por magia, sino por ciencia. Para ser justos, no había que ser un genio como BIll Gates (aunque ayuda). Basta estar al día en temas científicos y que alguna vez las autoridades políticas hagan algo. Por el lejano 2007 salió un estudio que, entre otras cosas, decía que había un aumento importante en las variedades de Coronavirus, subiendo de 12 a 36, apuntaba a los murciélagos como reservorio natural de un SARS-CoV (¿le suena?), apuntan a China como posible causa por temas de bioseguridad, sus mercados y el aumento del consumo de carne exótica por su mejora económica, provocando un salto del virus de los animales a los humanos y que por la interconexión entre países, podrían darse las condiciones para una pandemia. ¿No le basta? Pues el artículo menciona los síntomas más probables.
En resumen, podemos decir que la situación actual fue predicha por profetas modernos, los únicos que han mostrado una efectividad considerable y segura. Tú los conoce como científicos/as.

¿Fue creado por malvadas corporaciones para reducir la población e instaurar el Nuevo Orden Mundial, para hacer lucrativos negocios o para frenar protestas sociales?
No. Imagino que si es de los que se hacen esta pregunta de forma seria, será difícil convencerlo de lo contrario, pero lo intentaré. Un informe de la revista Nature explícitamente dice que «discutimos los escenarios por los cuales podría haber surgido (el virus). Nuestros análisis muestran claramente que el virus no es una construcción de laboratorio o manipulado a propósito.
¿Y cómo pueden saberlo, te estarás preguntando? Pues, además de ser uno más de varios tipos de Coronavirus que nos enferman, encontraron que el genoma del virus está optimizado para unirse a un receptor humano (ACE2) y poder provocar contagios. Y esto, curiosamente, es indicativo de Selección Natural, no intervención humana. El motivo es tan simple como que la naturaleza encontró un óptimo para actuar totalmente diferente de todo lo predicho previamente por los humanos. La creatividad de la naturaleza supera en mucho la de los científicos. Ya sé que no es suficiente para ti, estimado lector escéptico. Pero considera que si hubiera intervención humana, siempre quedan rastros detectables que simplemente acá no están presentes.
Si aún tiene dudas, tu mismo puede hacer tu propio trabajo investigativo. Ya que no podemos crear genes nuevos, lo máximo que podemos hacer es tomar prestado de otros lados, como se hace con los transgénicos. Pues bien, existe en internet una especie de «biblioteca de genes» (de la cual puedes leer acá y acá para ver como funciona). Solo necesitas tener la secuencia del virus y poner a comparar con la secuencia genética de tu bacteria o virus favorito. Sabemos que el SARS CoV-2 que provoca esta crisis es parecido a un 80% con el SARS que provocó la crisis en el 2002. Si crees que esto es una versión manipulada de algo que ya existe, mínimo tiene que tener un parecido superior al 80%. Suerte buscando.
¿Es un castigo de la Pachamama, Gaia, Quetzacoatl o algún otro Dios porque los humanos somos muy malos?
No. Por las comodidades de la civilización y la vida moderna, simplemente la gente olvida que somos un animal expuesto a (casi) las mismas vicisitudes que otros organismos. Otra cosa es que podamos ser nosotros los que creamos condiciones que propicien estas enfermedades y su propagación. Pero la responsabilidad no debe salir de la naturaleza o nosotros mismos.



¿Cómo ha golpeado la crisis a los países? ¿Cómo han respondido?

Dependiendo el país del que hablemos, estarán mejor o peor y habrán podido responder de mejor o peor forma. En términos humanos, todo depende de la logística, preparación, recursos y responsabilidad de gobiernos y ciudadanos de cumplir con medidas efectivas y oportunas. Acá puedes ver la cantidad de contagiados por país y acá los muertos oficiales (recuerda que estas cifras pueden variar mucho de un día a otro). Hay que destacar que Italia ha sido particularmente golpeado con la crisis, tanto en N° de infectados como de muertos. En la vereda opuesta, Alemania ha dado cátedra al mundo de como responder, aunque también es más fácil cuando invierten tanto en salud. Dentro de todo, las medidas van desde el «todo sigue normal, pero se cuida» hasta cuarentenas y cierres de países.


Hay otra arista importante y que preocupa de sobremanera a los países: la situación económica. La crisis y aplicación de cuarentena implica un frenazo importante a una economía global que ya venía desacelerándose. Para China, esta crisis resulta peor desde lo económico que la crisis financiera del 2008. Los gobiernos están aumentando el gasto público para subsidiar tanto a personas como a empresas, pero los recursos no son infinitos y de hecho, estamos ad portas de una recesión global de nefastas consecuencias para los bolsillos de la gente, las empresas y los Estados.


¿Y después de la pandemia, qué?

La pregunta tiene mucho de especulativo y es difícil pronosticar que puede pasar. Cosas que podrían pasar (o no, quien sabe): un reordenamiento de fuerzas políticas, ya que algunos líderes pueden peligrar su reelección por el frenazo económico y un manejo de la crisis torpe (sí, estoy pensando en Trump). Difícil saber como golpeará a los países autoritarios. El liderazgo mundial parece ser un puesto vacante, y las potencias regionales como Brasil o Irán no parecen estar haciéndolo mejor. La crisis sanitaria deja al desnudo las vulnerabilidades de todos. También puede implicar un frenazo a la idea de globalización y la re-aceptación de los Estados poderosos.

Un aspecto menos mencionado, pero de profunda relevancia para la relación empleador-empleado es que todo este tema puede acelerar fuertemente el proceso de automatización. Las grandes industrias no querrán arriesgarse a otro brote parecido y apostarán más fuerte que nunca por la tecnología. Eso implicaría un cambio en las fuerzas productivas no visto desde la Revolución Industrial.

O puede que no pase absolutamente nada. Si pudiera predecir el futuro, probablemente no estaría escribiendo acá.

ImagenFig. 12: Muchos buscan predecir qué pasará después de la crisis. Pueden ocurrir grandes cambios en la correlación de fuerzas; las grandes personas en pujante tensión con las masas populares… O todo transformarse en un «random shit», como suele ser efectivamente la historia y donde toda predicción se irá al traste porque simplemente esto es una experiencia nueva para la humanidad globalizada, moderna, integrada económicamente y completamente paralizada

¿Cómo filtrar entre tanta información basura?

Eso es una preocupación constante. Las redes sociales son un caldo de cultivo para los bulos sin sentido. Que el té puede curar, que pisar con un zapato el virus lo mata, que fumar lo mata, que las energías cósmicas protegen (quisiera haber inventado algo de esto). Naturalmente no todos tienen el tiempo de revisar algo más que los medios de comunicación y está bien. Tomado directamente de la BBC, algunos consejos actitudinales:
– Tómate un minuto y piensa. No creas ni compartas la información de inmediato
– Pregúntate si te causó una reacción emocional muy grande. Las noticias inventadas buscan causar grandes sorpresas o rechazo
– Pregúntate si confirma alguna convicción que ya tenías. Típica técnica de noticias inventadas. Desarrolla el hábito de la desconfianza y la investigación
– ¿Pide la noticia que creas en ella o «muestra» por qué desconfiar? Si una noticia es cierta, es más probable que cite fuentes, que incluya enlaces y que cite documentos oficiales
– Recuerda: producir un reportaje tan pronto como acontecen los eventos toma tiempo y exige profesionales cualificados. Las noticias «bomba» siempre son un buen motivo para desconfiar
Y algunos consejos prácticos:
– Lee toda la noticia, no solo el titular
– Averigua la fuente. SI no tiene autoría, mejor ignorarlo. Si menciona a un medio de comunicación, encuentra la noticia. Si es un audio de whatssapp, salvo que conozcas a la persona que habla, casi diría que es mejor ignorarlo.
– Busca la noticia en google. Medios de comunicación serios probablemente hicieron el filtro
– Si puedes, corrobora los datos que citan
– Ojo con las fechas
– Si es una imagen que cuenta una historia, puedes hacer una «búsqueda inversa», a ver si la imagen tiene otras historias asociadas
¿Mucho? Quizás. Nadie dijo que fuera fácil. Pero en la Era de la (Des)Información, las medidas deben ser drásticas

¿Qué hago si quiero saber más información?

Procura buscar siempre en medios oficiales. Las fuentes de gobierno uno podría pensar que son buenas. Si desconfías de tu gobierno, siempre puedes buscar información a través de la Organización Mundial de la Salud. También puedes hacer click acá para seguir en tiempo real la situación del virus. Si te interesa información técnica del tema, acá puedes saber cuáles son las revistas científicas de medicina más importantes del mundo o puedes dejar tus dudas en la caja de comentarios y sabrás que este humilde servidor te dará la mejor información posible



¿Qué hago si quiero saber menor y esparcir información falsa porque tengo el alma negra y se la vendí al diablo?

No seguir ninguno de los consejos que se dio antes para la identificación de fake news es garantía de éxito en tu misión. Por principio general desconfío de cualquier noticia que venga directamente o haga relación con países autoritarios o que levanten muchas pasiones, ya que se mezcla la información con la imprecisión y la propaganda.


¿No pudiste hacer esta sección más corta?

Probablemente sí. Pero seamos honestos: si eres un ser humano responsable, deberías estar en cuarentena. Tarde o temprano te quedarás sin actividades y llegará un momento en que este post es lo mejor que tendrás para leer. De nada.



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jok1988
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Re: El espacio de JOSÉ

Mensaje por jok1988 » Jue, 26 Mar 2020, 15:18

Un trabajo brutal de Licenciado! Muchas gracias!

Estimado foro, soy un miembro antiguo de este espacio, pero que por diversos motivos me alejé un tiempo. Es probable que hayan muchas caras nuevas que no me conozcan y yo no los conozca. Pero este es un espacio para hacerlo.

En su momento, además de meterme en cuanto debate hubiese en el mundo del tenis, también solía traer temas Off Topic. Música, ciencia y contingencia internacional, con el fin de enriquecer la experiencia forística.

Hoy, en calidad de biólogo y divulgador científico, reabro este espacio, motivado por el permanente interés de Licenciado en mejorar y hacer más interesante este espacio para todos, para traerles las distintas cosas en las que andamos. En principio, y mientras me adapto a los detalles de este espacio, les dejo el link de una página personal donde voy escribiendo temas científicos. Licenciado ya veo que pegó la última entrada, pero hay un par más que quizás pueda ser del interés de todos:

http://www.joserizo.laconcepciondelarte.com/

Y en época de cuarentena, de seguro estarán más aburridos que una almeja. Me permito dejar una pequeña recomendación: vea I am mother en Netflix, una excelente película. Y después, vea este video de mi autoría donde resumo y analizo el trasfondo de la película desde una perspectiva científica. Y así sabrá que tiene en común filósofos del siglo XVII con los totalitarismos del siglo XX y un mundo post apocalípticos dominado por robots:


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Re: El espacio de JOSÉ

Mensaje por LicPescadasTraful » Jue, 26 Mar 2020, 22:04

ImagenAbout J.Rizo

Biólogo Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Postítulo en comunicación de la Ciencia U. de Chile. Postítulo en Producción ejecutiva de Cine y Tv Ucsc Vasta experiencia en Comunicación Científica habiendo trabajado en Explora Magallanes y participado en la delegación Escolar Antártica. Además tiene experiencia en medios de comunicación como panelista de televisión, conductor del programa radial Ciencia en el Aire y ganador del primer lugar nacional del concurso de microcuentos científicos “Tinta en el Matraz”


CEREBRO E INTESTINO: MÁS CERCA DE LO QUE CREES (II)

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Hay una explosión de investigación básica relacionando microorganismos intestinales con condiciones y enfermedades muy variadas. Los desórdenes neurológicos, que muchas veces se consideran de origen genético e incurables, tienen un flanco abierto. Es posible empezar a soñar con mejorar la vida de personas autistas e incluso podríamos pensar en curar enfermedades como el mal de Parkinson, Alzheimer o la Esclerosis Múltiple





En la entrada anterior hicimos una pequeña introducción de la interacción microorganismos intestinales (MOIs) con el cerebro, como inciden los primeros sobre el segundo y cerramos con algunos experimentos hechos con ratones libres de microorganismos, descubriéndose relaciones más que interesantes entre la ausencia de estos organismos y algunas condiciones, conductas o patologías que se desarrollaban.



La idea en esta entrada es profundizar en ese tema y ver como anda la situación con los humanos, que en última instancia, es el objetivo de muchas de estas investigaciones. Si algo queda claro es que los MOIs tienen una profunda relación con el cerebro. De hecho, hay evidencia que permite pensar que son fundamentales para la evolución de este órgano a lo largo de la vida humana. Por ejemplo, se encontró que la diversidad microbiana se correlaciona en adultos mayores con índices globales de salud, fragilidad y función inmune (1). Aunque siendo justos, lo que se correlacionó positivamente fue una dieta variada con los MOIs, ya que las personas que comían alimentos procesados y suaves (a menudo en hogares de ancianos) tenían una diversidad reducida en su microbiota; mientras que las personas con dieta rica en frutas y verduras tenían más diversidad de MOIs. Se podría decir que la diversidad en la microbiota es una característica potencial del envejecimiento saludable.



La evidencia puede parecer demasiado indirecta. Pero no hay que perder de vista que esto va en concordancia con estudios hechos en ratones, que mostraron déficit conductuales relacionados con la edad coincidentes con cambios en la microbiota y que la neuroinflamación asociada con la edad puede mejorarse mediante una intervención dietética dirigida a la microbiota. Esto último es importante, ya que se ha demostrado que la microbiota regula la activación de la microglia, clave en el envejecimiento y neurodegeneración (2).


MICROBIOTA Y DESÓRDENES NEUROLÓGICOS

Si la microbiota la podemos asociar, aunque sea preliminarmente, con una buena vejez y un buen desarrollo neurológico… ¿Podemos asociarla con malos funcionamientos, es decir, enfermedades o condiciones mentales de distinta índole? Y si la respuesta es afirmativa, ¿cómo se relacionan? Spolier que de seguro toma a todos nadie por sorpresa: efectivamente hay algunas asociaciones interesantes. La siguiente figura nos muestra un resumen de algunas de las principales afecciones mentales que se han relacionado con los cambios en los MOIs.

ImagenFig. 1: La ausencia de microbiota en ratones produce muchos cambios neurobiológicos que son relevantes en diversos trastornos neurológicos, incluidas alteraciones en la ansiedad, volumen hipocampal reducido y mielinización reducida. En español: los ratones se ponen más ansiosos, tienen problemas de memoria y pueden presentar síntomas asociados a la esclerosis múltiple. En la imagen se puede ver un resumen de los principales hallazgos y su vínculo con distintos trastornos mentales. Los ratones libres de gérmenes han demostrado la participación de la microbiota con señalización cerebral en la sociabilidad, el dolor visceral, la sensibilidad al estrés, las respuestas de miedo y ansiedad y la función inmune

En pocas palabras, la microbiota la tenemos relacionada con diversos procesos: la maduración de la microglia (nuestros soldados en el sistema nervioso central), la formación correcta de la barrera hematoencefálica (que da una protección mecánica al cerebro), la neuroinflamación, la resistencia a placas proteicas, entre otras cosas. ¿Y cómo traducimos todo esto a algo práctico? En orden de mayor a menor evidencia y respaldo disponible, podemos decir que los MOIs tienen relación con:



1) Esclerosis múltiple (EM); descrita como una enfermedad neurológica crónica, inflamatoria y autoinmune. que genera una desmielinización de las neuronas. Recordemos que mielina es una estructura que envuelve parcialmente a los axones y facilita la transmisión del impulso nervioso (fig. 2) La relación con los MOIs salta a la vista y no sorprende que hayan tantos estudios que encuentren este vínculo. Por ejemplo, se ha encontrado en niños con EM que hay cambios discretos, aunque sutiles, en la diversidad de la microbiota si los comparamos con personas sanas menores de 18 años (3); también hay estudios de trasplante de microbiota, encontrándose importantes efectos inmunológicos (4,5). Incluso en estudios preliminares con ratones libres de microorganismos se encontró una gran resistencia al desarrollo de encefalomielitis autoinmune inducida (un modelo de estudio que ha mostrado ser útil para la EM), condición que se revierte cuando se hacen trasplantes fecales (6, 7).
ImagenFig. 2. Las partes de una neurona. Las dendritas captan impulsos de otras neuronas, que se transmiten por el cuerpo neuronal y viaja por el axón (la «cola») dando «saltos», ya que el impulso viaja a través de los espacios que deja disponible la vaina de mielina (en azul), hasta que llega al otro extremo, lugar donde el impulso puede distribuirse a más neuronas.


Si consideramos los estudios en modelos animales y humanos, los MOIs estarían muy relacionados con la EM. La pregunta clave es si esto podemos aprovecharlo para prevenir y minimizar los síntomas en los pacientes. Estudios muy preliminares invitan al optimismo, ya que la administración de ciertos probioticos (entre ellos, bacterias del género Lactobacillus) revertían los cambios en la microbiota y mostraron propiedades antiinflamatorias (8).

2) Trastorno del espectro autista (TEA); condición ligada a problemas en la comunicación e interacción social, además de presentar patrones repetitivos de comportamiento, intereses o actividades. Se sabe que el conjunto de síntomas tiene un fuerte componente genético, pero los factores ambientales influyen mucho. Un rasgo que muchas veces es obviado, pero que levanta sospechas para nuestro tema, es que las personas autistas suelen presentar problemas gastrointestinales. Igual que con la esclerosis, se ha identificado que la composición de los MOIs es distinta respecto a personas no autistas (9, 10). Los estudios en modelos animales son más que interesantes: los ratones libres de microorganismos tienen problemas sociales y conductas repetitivas (11) y basta el traspaso de microbiota de una persona autista a un ratón normal para que éste desarrolle síntomas característicos (12).



La administración de una sola cepa bacteriana, como nuestra ya conocida Lactobacillus (parece que le debemos mucho a esta bacteria. Ya saben, a comer yogurt por si acaso), podría revertir muchos de los cambios conductuales y gastrointestinales reportados tanto en estudios en humanos como en modelos animales del TEA (13). Uno puede ser optimista con los estudios realizados hasta ahora, que ya incluyen algunos ensayos clínicos básicos en humanos, pero sin duda queda mucho por avanzar antes de poder transformar todo esto en una intervención efectiva para mejorar la vida de las personas con TEA.



3) Enfermedad de Parkinson (EP); enfermedad neurodegenerativa crónica que disminuye el movimiento, aumenta la rigidez muscular y se caracteriza por un temblor en las manos. Hay una proteína clave, la Alfa-Sinucleína, que en su forma normal, regula la comunicación entre neuronas, pero que con la enfermedad tiende a acumularse en el cerebro (fig. 3).
ImagenFig. 3. La Alfa sincucleína por sí sola es útil, pero en la EP se juntan formando
fibras que se acumulan en el cerebro, formando los «Cuerpos de Levy» y
provocando así la enfermedad. Estas fibras tienen la capacidad de transformar
a otras proteínas en fibras igualmente infecciosas.

Lo interesante es que esta proteína también la encontramos en la mucosa de nervios, fibras y ganglios, e incluso se ha sugerido que puede viajar del intestino al cerebro a través del nervio vago (14). ¿Intestino y salud mental? Pues sí, una vez más podrían estar relacionados. Si uno se pone creativo, podría pensar que si la proteína va del intestino al cerebro por el nervio vago, cortando este, se acaba el problema. Por tosco que suene, pareciera que la vagotomía efectivamente protege contra la EP (15). Al igual que en los casos anteriores, las personas enfermas tienen una composición de microbiota distinta respecto a las sanas, aunque no hay un culpable identificado aún. El trasplante de MOIs en personas con EP a ratones libres de microorganismos hacen que estos generen neuroinflamación y problemas de motricidad; síntomas que mejoran cuando se dan antibióticos (16).


4) Enfermedad de Alzheimer, neurodegenerativa, cuyo rasgo distintivo es la pérdida de memoria, aunque también va asociada a cambios de personalidad, dificultad para caminar y comunicarse, entre otras (Fig. 4). La idea de una relación entre la enfermedad y las bacterias no es nueva, pero ha sido difícil encontrar vínculos causales, entre otras cosas porque demostrar que es una infección en el cerebro implica grandes retos logísticos y éticos.
ImagenFig. 4. La enfermedad de Alzheimer implica una degeneración de distintas zonas del cerebro. Un rasgo distintivo es la acumulación de placas amiloides, dañando a las neuronas. Los esfuerzos por curar la enfermedad han estado en lograr destruir estas placas, pero los resultados han sido pobres. Los MOIs abren una nueva oportunidad.

Aunque la cantidad de información manejada es menor que en los casos anteriores, no se pasa por alto que las proteínas amiloides, características de la EA cuando se acumulan en el cerebro, tienen un rol antimicrobiano (17). Más allá de esto, lo que se tiene claro es que pacientes con EA tienen una composición mayor en sus fecas de bacterias asociadas a la inflamación (Escherichia y Shigella) (18), lo que sugiere que cambios en la microbiota pueden promover neuroinflamación y esto se ha vinculado a una exacerbación de la EA; mientras que en roedores libres de microorganismos, hay una gran resistencia a la neuroinflamación y a la formación de las placas amiloides (19). Todo esto en conjunto pone en la mira a los MOIs como posibles responsables de la EA.


5) Condiciones varias, entrando en terreno especulativo. Se han realizado algunos vínculos entre los MOI’s y situaciones tan disimiles como los ataques cerebrovasculares (a través de la relación entre factores de riesgo como la aterosclerosis y la hipertensión con la riqueza y biodiversidad de la microbiota, 20, 21) y, con mucha menos información, concreta, pero con pistas interesantes, aparecen condiciones como la epilepsia(donde los MOIs parecen tener influencia en zonas clave; 21, 22, 23)e incluso el mal de Huntington,que aunque es una enfermedad genética, se ha encontrado diferencias en metabolitos de bacterias dependiendo si la persona tiene la enfermedad o no (24), además de haber cierta evidencia de pérdida de microbiota saludable en ratones modelo para la investigación de esta enfermedad (25).



Y entonces… ¿Podemos estar en los días finales de todas estas enfermedades y condiciones? Lamentablemente lo máximo a lo que podemos aspirar hoy, con la evidencia existente, es a un mesurado optimismo. Pero eso será tema para la tercera parte de esta saga.



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Re: El espacio de JOSÉ

Mensaje por LicPescadasTraful » Jue, 26 Mar 2020, 22:08

ImagenAbout J.Rizo

Biólogo Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Postítulo en comunicación de la Ciencia U. de Chile. Postítulo en Producción ejecutiva de Cine y Tv Ucsc Vasta experiencia en Comunicación Científica habiendo trabajado en Explora Magallanes y participado en la delegación Escolar Antártica. Además tiene experiencia en medios de comunicación como panelista de televisión, conductor del programa radial Ciencia en el Aire y ganador del primer lugar nacional del concurso de microcuentos científicos “Tinta en el Matraz”


Entre Ciencia y Ficción: I am mother y la tabla rasa







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Re: El espacio de JOSÉ

Mensaje por jok1988 » Sab, 28 Mar 2020, 22:48

La imagen de la semana. O más bien, imágenes. Al enemigo hay que conocerlo y ahora podemos verle la cara!

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Hay que decir que el famoso Coronavirus salió fotogénico. ¿No me crees? Pues mira esto:

«Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo, y saldrás triunfador en mil batallas» (Sun Tzu, El Arte de la Guerra)


Nada mejor que conocer al enemigo para derrotarlo. Ya tuvimos una aproximación y toca ver al mal directamente a los ojos. O en este caso, al microscopio. El Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades infecciosas de Estados Unidos (NIAID, por sus siglas en inglés), liberó una serie de imágenes. Por una vez, en este espacio, la «Imagen de la semana» será un compendio de varias de fotos.
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Fig. 1: El Covid-19 se ve de color amarillo, avanzando entre las células de color rosado

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Fig. 2: Virus en amarillo. Para obtener estas imágenes se usa un Microscopio Electrónico de Barrido (MEB)

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Fig. 3: Las protuberancias en la superficie del virus son proteínas que le ayudan a adherirse e infectar células. Le otorga una apariencia que recuerda a una corona, de ahí el nombre del virus

Todas las imágenes pertenecen al Laboratorio Rocky Mountain del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infeccionas de EE.UU.

https://joserizo.laconcepciondelarte.co ... la-semana/

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Re: El espacio de JOSÉ

Mensaje por LicPescadasTraful » Mié, 01 Abr 2020, 02:22

José Rizo: Información útil sobre el COVID-19

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El biólogo y divulgador científico de la Concepción del Arte, José Rizo Massu, ha redactado una completa guía de preguntas y respuestas, resolviendo las dudas más comunes, desde simples a complejas, en torno a la crisis del coronavirus. Preguntas tales como:

¿De dónde salió este virus?

La pandemia empezó como epidemia el 1 de diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en China central, cuando se reportó a un grupo de personas con neumonía de causa desconocida, vinculada principalmente a trabajadores de un mercado mayorista de mariscos de la zona, el cual vende, entre otros productos, varios tipos de animales exóticos. Las autoridades chinas aislaron poco después el patógeno causante del brote: un nuevo tipo de coronavirus, nuestro amigo SARS-CoV-2, que tiene una similitud genética en un 70% al menos con el SARS-CoV (sí, el de la epidemia en el 2002, esa cosa más peligrosa pero por la que bastante menos escándalo se hizo) y una similitud genética del 89% con el Bat-Cov-ZC45, un virus encontrado en murciélagos No está claro si el virus había estado en circulación anteriormente ni si Wuhan es el lugar de origen de la pandemia o solo el lugar donde se identificó por primera vez.

¿Epidemia? ¿Pandemia? ¿No son lo mismo?

La epidemia (epi = sobre; demos = pueblo) relaciona casos esperados vs casos totales. En palabras simples, una epidemia es una enfermedad que afecta a más gente de lo normal. Gracias al cine de zombies, tiene mala fama el concepto, por lo que se prefiere usar el más sutil «brote epidémico» (sí, mucho más sutil. Uno siente que puede dormir más tranquilo). La pandemia (pan = todo, demos = pueblo) es la propagación de la enfermedad a nivel mundial, independiente de su mortalidad. Y si se lo está preguntando, la diferencia sí importa ya que las estrategias para abordar la crisis varía. No es lo mismo destinar recursos a un país que repartirlos por todo el mundo.

¿Cómo se detiene todo esto?

¡Aprenda a controlar su epidemia favorita en 4 simples pasos! Bonus track si es un dictador que puede controlar con facilidad todos los aspectos relevantes de sus ciudadanos. Le servirá en el paso 4.

Paso 1: Predecir. Un aspecto clave pero infravalorado: el conocimiento es poder y hay quien diría que la investigación científica sirve para otras cosas además de permitirle leer esto desde su computador. Si generamos datos, investigamos y aplicamos modelos aprovechando experiencias previas y que siempre aprendemos de nuestros errores, podremos predecir potenciales patógenos y su comportamiento. Así, conocemos a nuestros enemigos y estamos preparados para prevenir y combatir. En lo positivo, la ciencia funciona y efectivamente predice. En lo negativo, pareciera que a ninguna autoridad le importa, hasta que estalla la crisis.

Paso 2: Modelizar y Controlar. Una vez aparece una nueva enfermedad, los investigadores usan los datos obtenidos en el paso 1 y generan nuevos y actualizados modelos que permiten predecir a corto plazo cómo se extenderá la epidemia. Algunas preguntas clave a las que se les busca respuesta en esta etapa son: ¿A cuánta gente infecta un paciente? ¿Qué letalidad tiene? ¿Cuál es el periodo de incubación? Toda esta información se recoge a medida que transcurren las infecciones y se generan o corrigen los modelos. Estos datos se emplearán, de nuevo en caso de que surja otra enfermedad que nos obligue a devolvernos a la primera fase. En esta etapa también se generan las medidas necesarias para controlar la expansión de la epidemia, evitando así que se convierta en pandemia (no nos ganaremos un premio a la excelencia con este brote).

Paso 3: Tratar la enfermedad. Solapado con el paso anterior. Es necesario indicar que a veces no hay remedio y solo queda tratar los síntomas. Esto último suele hacerse con los coronavirus en general, ya que no tienen tratamientos o vacunas muy eficaces. La lucha en esta fase es mitigar las infecciones y reducir la capacidad de expansión a base de tratar y controlar afectados.

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jok1988
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Re: El espacio de JOSÉ

Mensaje por jok1988 » Mié, 01 Abr 2020, 18:46

En tiempos de crisis, las decisiones se vuelven difíciles. La ética ayuda a guiarnos en los laberintos, pero nunca es fácil cuando hay tantos intereses contrapuestos. ¿Diríamos que las autoridades políticas, científicas y médicas han estado a la altura?

Una reflexión al respecto. El link incluye un tren descontrolado que atropellará gente y depende de ustedes detenerlo



ÉTICA EN TIEMPOS DE CRISIS
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Nada como una buena crisis mundial para develar el carácter de las personas. ¿Somos héroes? ¿Somos villanos? Las prioridades pueden cambiar y, llevados al extremo, la gente puede cruzar una línea que consideraba infranqueable. ¿Dónde estás tú?

Dicen que «crisis» en chino significa oportunidad. Resultó ser una gran sorpresa encontrar que resultó no ser del todo falso. Viniendo de internet el bulo, es bastante. ¿Qué oportunidad podemos sacar de esta crisis? Algunos vaticinan que será la n-ésima caída del capitalismo, otros que el virus nos hace más individualistas y este humilde servidor plantea que el mundo probablemente seguirá el curso que viene siguiendo siempre (o algo así). Pero hay algo que podemos y debemos hacer: pensar. Este parón mundial es una excelente instancia para reflexionar y la propia crisis nos ofrece instancias para ello.

ÉTICA (MÉDICA)

Un tren corre fuera de control por una vía. En su camino se hallan cinco personas atadas a la vía. Afortunadamente, es posible accionar un botón que encaminará al tren por una vía diferente. Pero, por desgracia, hay otra persona atada a esa nueva ruta. ¿Deberías pulsar el botón? Tienes 5 segundos para responder antes que el tren los arrolle a todos.
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Es probable que los 5 segundos hayan pasado desde que leíste que tenías 5 segundos hasta el final del párrafo. Si te quedaste paralizado y no alcanzaste a responder, no te preocupes. De seguro muchas otras personas reaccionaron igual. Y todos mataron a 5 personas por default. La ética es una rama de la filosofía que nos ayuda en estos casos, ya que estudia la conducta humana, buscando universales respecto a lo que es correcto e incorrecto; lo bueno y lo malo, entre otras cosas. Cuando las respuestas ante los planteamientos son locales, dependientes de la cultura y el tiempo; hablamos de moral. El caso del tren es un dilema típico de ética. Y si crees que es un caso muy extremo y por ende, la ética no tiene mucha aplicación práctica, te invito a que sigas leyendo.

Los médicos en su formación tienen (o debería tener) una fuerte formación ética ya que hay en no pocas ocasiones, tienen pacientes en el límite entre la vida o la muerte y les toca tomar decisiones complejas. La cantidad de casos creativos y retorcidos que un filósofo maligno puede idear son muchas. Por ejemplo, tener 5 pacientes con riesgo vital por diversos motivos y una persona distinta en pabellón, que podría salvarlos a todos con sus órganos. ¿Debe el médico tomar esos órganos para salvar a 5? ¿Cambiaría en algo tu opinión si los 5 enfermos fuesen tu pareja, tu hija, tu hijo y tus padres? Fíjate que el problema, superficialmente, se parece al del tranvía: 5 personas en riesgo, estamos en condiciones de salvarlas a todas a cambio de la muerte de un sexto individuo. Hay diferencias (no) sutiles en ambos casos, pero lo dejo para tu reflexión.

Por casos como el anterior es que existen estrictos criterios éticos que guían la práctica médica. El piso mínimo a la hora de tomar decisiones es considerar estos 4 principios:

Beneficiencia, que implica actuar en beneficio del otro, promoviendo sus legítimos intereses y suprimiendo prejuicios personales. En el área de la medicina, este principio parece una versión del despotismo ilustrado: todo para el paciente, pero sin el paciente, ya que parte de la base que el médico tiene una formación y conocimientos que le permite saber (y decidir) lo más conveniente para el paciente, independiente de su opinión.­
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Autonomía, la cual sería la regulación personal de uno mismo, libre, sin interferencias y limitaciones personales que impidan una acción, de modo que la persona actúa libremente de acuerdo a un plan elegido. Las acciones autónomas se analizan en función del individuo que la ejerce de forma intencionada, con conocimiento y sin influencias que controlen o determinen el acto. En el ámbito médico, esto se expresa con el consentimiento informado, derecho fundamental de un paciente y deber de un médico, pues la persona enferma tiene valores y principios que un médico debe respetar.­
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Justicia, que se puede entender como el principio de dar a cada quién lo que le corresponde, con el fin de disminuir las desigualdades (sociales, económicas, etc). De una forma muy general, podemos decir que la acción es ética desde la justicia si la actuación es equitativa. Quién decide, cómo se determina qué es lo que corresponde y a quién le corresponde qué, es un tema muy complejo y hay distintas visiones. En el ámbito médico, podemos considerar 2 aristas: a nivel de política sanitaria, se busca una mayor igualdad de oportunidades para compensar las desigualdades, lo que se traduce en acceso y garantías de salud para la mayor cantidad de población posible. En la esfera privada, a nivel de individuos, se aspira a reducir la desigualdad. Para esto se dice que hay una obligación de tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales. En este contexto, los iguales son los ciudadanos y lo desigual aparece en virtud de la dolencia, ya que nadie espera una distribución igualitaria de recursos médicos independiente de la afección. Es importante que la distribución desigual de recursos sea por un criterio de desigualdad moralmente legítimo Tradicionalmente ha sido la necesidad médica (pilar de la salud pública) o la capacidad de pago del enfermo (lógica de la salud privada).
No maleficencia, que en corto sería abstenerse de hacer daño a otros. Válido para todo ámbito de vida. En el ámbito médico requiere una inevitable interpretación, ya que toda intervención implica un riesgo potencial. De lo que se trata es de no perjudicar innecesariamente a otros. Este imperativo ético obliga a tener al médico actualizado en procedimientos y tratamientos, evitar la multiplicación de procedimientos o realizar prácticas innecesarias, etc.
Si el mundo fuese perfecto y todo pudiéramos dividirlo en blanco y negro; probablemente esta entrada termina acá. Pero es evidente que los principios éticos son complejos de llevar a la práctica sin que choquen con otros principios. Pensemos por ejemplo el principio de autonomía de una persona a no querer recibir tratamiento o peor, que le eutanasien vs el mandato de beneficencia. ¿Qué principio pone usted por delante? ¿Y si el caso ahora fuera el de un testigo de Jehová que no quiere recibir transfusión sanguínea? ¿Cambia su respuesta si el testigo de Jehová es un niño? Y si es de los que cree que las creencias religiosas deberían respetarse, ¿opina igual de las creencias conspiracionistas de los antivacunas? ¿Vale la pena violar el principio de no maleficencia para experimentar con algunos humanos a cambio de salvar la vida de millones? Quizás si el que experimenta son nazis, la respuesta es no. Pero si le dijera que así se desarrolló las primeras soluciones contra la viruela… ¿Cambia su postura?

Moraleja: la teoría está muy linda, pero a la hora de tomar decisiones, a veces hay que optar. Se considera que los principios de beneficencia y autonomía pertenecen al ámbito privado de cada persona, ya que responden al desarrollo de su proyecto de vida. Después de todo, lo que el individuo considera bueno es muy contextual a su cultura y tiempo histórico, mientras que «lo mejor» variará bastante si hablamos de un enfermo terminal, un niño o un adulto. Ambos principios corresponden a ideales que uno debe tratar de alcanzar y son la máxima consideración ética que un médico puede tener, tratando de respetarlos en la medida de lo posible. En contraste, el principio de no maleficencia y de justicia tienen carácter público, es decir, se refieren a nuestra relación con el exterior, y, por tanto, determinan nuestros deberes para con todos los seres humanos, haciéndolos, por ello, exigibles a todos por igual, representando así una ética de mínimos, es decir, un piso mínimo intransable, que asume que lo mínimo que una acción puede hacer es no hacer daño y ser justa.



ÉTICA Y CORONAVIRUS: ¡A JUGAR!

Sabiendo lo que sabemos ahora, ¿en qué pie quedan las respuestas de la sociedad civil, la clase política y los científicos ante la amenaza del Coronavirus? Algunos desafíos que salen a la palestra:


¿ECONOMÍA VS SALUD?

Un profesor que tuve en la universidad nos decía «no existen los problemas ecológicos. Existen los problemas éticos. La ecología no es un problema, es una ciencia». Creo que la frase es extensible a la economía, ya que su objeto de estudio tiene relación con las decisiones humanas, y entre tanta gente que pide y exige cuarentenas absolutas en algunas localidades y cierres de países en otras, podemos preguntarnos: ¿Cuestan más vidas a largo plazo el deterioro económico que los estragos del Coronavirus? Según el prestigioso diario The Times, sí. Agarrándose de este estudio aún no publicado, advierten que un cierre del país o, en última instancia, una recesión que implique una merma en el PIB que supere el 6.4%. al menos en Reino Unido, podría hacer perder más años de vida que las ganadas por las medidas preventivas contra el Coronavirus. Incluso aceptando que puede ser una falsa dicotomía y que el análisis sería muy tosco ya que asume relación directa entre PIB y esperanza de vida, no es menos cierto que los gobiernos tienen que tomar decisiones que, sean cuáles sean éstas, serán complejas y, sea a corto o largo plazo, les traerán problemas. Así, tenemos algunos que ponen la economía por delante; otros al parecer están tomando medidas tibias, presumiblemente para evitar dañar la economía y otros tienen estrategias diversas en lo restrictivo, con más o menos ayudas directas a su población.

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Fig. 2: Dilema del tranvía adaptado a la crisis actual. Al menos así lo plantean algunas personas en puestos de poder y tomadores de decisiones


Por duro que suene, las empresas se pueden apagar, los países se pueden cerrar, pero la política sigue. Y muchas veces (sobre todo en países bananeros) las decisiones se toman con calculadora en mano. Los incentivos para tomar medidas a largo plazo que mejoren la calidad de vida de todos quedan reñidas con la necesidad de golpes efectistas cortoplacistas que imponen las elecciones. En democracias desarrolladas y estables, este problema está solucionado porque entienden que el país es uno y todos viven en él. Pero… ¿están los gobiernos latinoamericanos, africanos y asiáticos a la altura?

Asumiendo que el interés supremo es la vida de las personas (que puede ser asumir mucho, lo reconozco), la pregunta que ronda acá sería: ¿compensa sacrificar a unos cuantos ahora para que todos podamos estar mejor mañana a otros? ¿O hay que tratar de salvarlos a todos ahora sin importar como estaremos mañana? Habría que ver y re-ver el concepto de justicia y ver si somos idealistas o utilitaristas a la hora de considerar la beneficencia. Y los criterios para considerar esta podrían variar si tomamos una postura deontológica, asociada al deber o utilitarista, considerando solo consecuencias ponderando satisfacción, beneficio o utilidad.



¿ARRIESGAMOS GENTE PARA TENER VACUNAS MÁS RÁPIDAS?

Asumiendo que no eres un presidente/dictador, no tienes intereses creados y tu amígdala funciona más o menos bien, es probable que ni te cuestiones la necesidad de salvar las vidas hoy, en lugar de apostar por una posibilidad futura por lo demás incierta y vaga (no significa que si optaste por la economía a cambio de un presumible mejor mañana, seas mala persona, pero tendrás que hacer más malabarismos lingüísticos para justificarlo).

Podemos poner otro caso, con menos respuestas claras y evidentes. Para entenderlo, debemos saber los pasos para formar una vacuna. Recordemos que el principio de éstas es que exponemos al cuerpo a algún componente clave del patógeno que nos enferma, que por sí solo no nos hace daño, pero es capaz de desarrollar la respuesta inmune (nuestros «soldados») que estarán listos para actuar si el verdadero enemigo nos ataca, haciendo que ni sintamos la enfermedad. Fácil, ¿cierto? Pues no del todo. El proceso que va desde que descubrimos ese componente clave hasta que lo transformamos en vacuna útil y efectiva, pasa por varias fases. Algunos detalles pueden variar dependiendo del país, pero los aspectos generales son:

Etapa exploratoria, que involucra la investigación básica de laboratorio, buscando esos componentes claves (antígenos) que ayudan a prevenir las enfermedades.­
Etapa preclínica, donde se usa el antígeno descubierto en cultivos de células, tejidos o modelos de animales (que, dependiendo lo que se investigue y el momento, pueden incluir gusanos, moscas, roedores o monos) para evaluar la seguridad de la vacuna candidata y su capacidad de generar una respuesta inmune adecuada. Esta etapa es necesaria para evaluar las posibles respuestas que se pueden esperar en humanos, además de facilitar la búsqueda de una dosis inicial segura.
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Ensayos clínicos, que involucra directamente la investigación con humanos. Para el desarrollo de vacunas, tenemos 3 fases. En la fase I se determina su seguridad y efectos biológicos. así como la evaluación de la dosis y vías óptimas de administración. Es normal aplicarlo en adultos jóvenes sanos de sexo masculino, con el fin de detectar posibles signos incipientes de toxicidad, lo que permitiría determinar luego el rango seguro de dosificación. (Tema para otra entrada: el sexismo en la investigación, ya que trabajar con hombres es más simple por los vaivenes hormonales femeninos, pero en ningún caso significa que respondamos igual a los tratamientos, lo que se sabe genera algunos problemas a las damas).
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Asumiendo que superamos los ensayos de seguridad, la fase II entra en juego, con el fin de probar la eficacia de la vacuna en un número limitado de voluntarios (200-500), para evaluar la respuesta inmune del cuerpo, evaluar dosis y continuar observando posibles efectos secundarios. Una vez demostrado en las fases anteriores que el producto es seguro, pasamos a la fase III. Acá comprobamos que el producto efectivamente funciona a una escala relevante: múltiples médicos tratando cientos o incluso miles de pacientes. Las pruebas de fase III se comparan con un placebo y son tanto aleatorias como de doble ciego (es decir, ni el doctor ni el paciente saben si lo que se aplica es un placebo o la vacuna real). Finalmente se les hace seguimiento a las personas tratadas con el fin de ver la efectividad de la vacuna.
¿Quién dijo que hacer vacunas es fácil? Tanto trabajo para que grupos antivacunas vengan a decir que son peligrosas. Y ahora que sabemos qué son los ensayos clínicos, el conflicto: las vacunas tardan mucho en estar listas. Aunque China diga que ya tiene una lista para usarse, lo cierto es que está lista para pasar a la fase III, no para un uso masivo y universal. El procedimiento normal sería vacunar a mucha gente, a algunos de verdad y a otros con placebo, hacer seguimiento, esperar que se infecten y ver las reacciones, donde solo queda esperar y rezar para que el procedimiento funcione y no termine todo en nada.

¿Tenemos ese tiempo? Hay algunas voces que dicen que no y que la fase III se puede acelerar. ¿Y cómo lo haríamos? Tomamos directamente 100 personas sanas y de forma aleatoria y en doble ciego, damos a 50 personas la vacuna y a 50 un placebo. Posteriormente, tratamos de infectar a todos con el coronavirus y vemos quienes se enferman y quienes no. Los participantes pueden (o no) recibir una paga y podrían tener atención de salud garantizada. Todo muy fácil, rápido… y al límite de lo ético. Aunque para ser justos, la propuesta incluye minimizar los riesgos al máximo y beneficiar a tope a los voluntarios e incluso la propia OMS tiene un protocolo a considerar para los estudios de este tipo. ¿Hay realmente un conflicto ético o es solo paranoia de quien escribe para generar interés en el lector? Pues en realidad, sí lo hay. Algunas cosas para ponderar: este tipo de ensayos tiende a rechazarse (y con antecedentes muy cercanos, como fue el caso del Zika), hay debate respecto a la velocidad de cambio (mutación) del virus, lo que eventualmente podría afectar en negativo la eficacia de la vacuna, salen tratamientos nuevos con cierta regularidad (¡ojo con los mitos!) y en última instancia, el riesgo pequeño pero real de matar a los voluntarios.

¿Vale la pena el riesgo? ¿Cuántas vidas valen la pena ser sacrificadas a cambio de salvar a los demás? Ya cuentas con toda la información relevante. Puedes decidir, si te animas.



¿RENACE EL DARWINISMO SOCIAL?

Si el caso anterior te genera una respuesta simple y directa (facilitado quizás por el hecho de que no serías uno de los voluntarios que se sometan al ensayo clínico crítico), la crisis global ha generado un último tema, quizás el más duro de todos. Para entenderlo, hay que aclarar algo: independiente de tu postura política, la salud pública se puede analizar desde una visión estrictamente económica, al menos para ciertos aspectos. Esto se debe a que la economía, aunque cuente con varias definiciones y escuelas, tiene una arista siempre presente: la relación de los humanos con recursos limitados (y muchas veces escasos) y su distribución.. La crisis del Coronavirus nos enfrenta a una crisis económica-sanitaria que nos lleva a una crisis ética de larga data y que nunca encuentra una solución del todo satisfactoria.

Para poner en contexto, las declaraciones del vicegobernador texano Dan Patrick difícilmente dejan indiferente a alguien. Básicamente plantea que los adultos mayores, incluyéndose él mismo, deberían sacrificarse para que el país siga funcionando económicamente. «Típico de Texas. El Estados Unidos de Estados Unidos» podría estar pensando. Después de todo, el derecho a la salud es para todos y discriminar por edad es horrible. Si piensa así, quizás se sorprenda un poco con lo que viene.

Aunque las motivaciones pueden ser más éticas que economicistas, si vamos más allá de los argumentos, los resultados terminarían siendo los mismos en Holada los Países Bajos, si seguimos las consecuencias lógicas del argumento de Frits Rosendaal, jefe de epidemiología clínica del Centro Médico de la Universidad de Leiden. Citando sus palabras, criticando la gestión de la crisis en España e Italia, comparándola con la neerlandesa, dijo «En Italia, la capacidad de las UCI se gestiona de manera muy distinta. Ellos admiten a personas que nosotros no incluiríamos porque son demasiado viejas. Los ancianos tienen una posición muy diferente en la cultura italiana«. La postura de los Países Bajos es de no traer a los pacientes muy débiles o ancianos, ya que no pueden hacer nada por ellos y así evitamos el problema del colapso del sistema público de salud. Se argumenta además que la estancia en el hospital es solitaria y el paciente no merece morir en esas condiciones. Curiosa postura, por decir lo menos, ya que el objetivo de la cuarentena es precisamente aplanar la curva y poder reservar los espacios para la gente que más lo necesite. Consecuentemente, los Países Bajos no han decretado cuarentena, ya que claramente no la necesitan si usan esa estrategia. La estrategia a largo plazo es la inmunidad de grupo (ver fig. 3), la misma que tiene Boris Johnson, Primer Ministro de Reino Unido.

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Fig. 3: La inmunidad de grupo ayuda a proteger a la población limitando el contacto entre personas enfermas y las susceptibles de ser enfermadas. Si la mayoría de la población (sobre el 95%) está inmunizada, la enfermedad estaría controlada. En el contexto de la crisis actual, eso implicaría que millones de personas en Reino Unido se contagian y se recuperan, algo que no está claro si Johnson puede garantizar


¿Qué está pasando? ¿Vuelve el fantasma del Darwinismo Social? ¿Ya abandonamos el mantra de cuidarnos los unos a los otros? Pues no, no del todo. En esencia, este dilema es similar (aunque a mayor escala) a otro mucho más cotidiano. Sin spolier, la genial serie Dr. House, toca la esencia del conflicto en un contexto distinto en este video:



El trasplante de órganos o la crisis del coronavirus comparten un rasgo común: son un tema económico como mencioné antes. Es un tema de recursos escasos: sea por los órganos o, como en este caso, la cantidad de camas, máscaras y personal médico cualificado para enfrentar la crisis es limitada y reducida respecto al número de enfermos que se espera. Por lo tanto, dilema ético servido: ¿Hay prioridades? ¿Quién decide? ¿Bajo qué criterios? ¿Por qué así y no de otra forma? Partamos de una base: el tema NUNCA es agradable, simple o fácil de tratar. Hablamos de vidas humanas y una crisis tal que, literalmente, nos toca optar por ver a quién le damos más cuidados y así, le damos más oportunidades de vivir y quien, en cambio, termina descuidado y a la buena de Dios.

Quizás el mejor ejemplo de que esto es un tema económico es que fue un economista el que dio con una fórmula para priorizar conocida como QALY (acrónimo de Quality Adjusted Life Years), es decir, Años de Vida Ajustados por Calidad. Hay unos cálculos para estimar QALY bien simples y en principio parece una buena idea. ¿El problema? El de siempre: a igual mejoría y coste del tratamiento, se privilegia a quienes tienen más vida por delante y no sufren de discapacidades permanentes, con lo que se genera una discriminación permanente hacia las personas mayores. De hecho, hay voces que argumentan mejor de lo que yo podría que el criterio de la edad, aplicado sin ninguna consideración extra, no se sostiene por ningún lado.

Las alternativas simples no funcionan mucho tampoco (y no deberían ante un problema complejo). Por ejemplo, las recomendaciones de la Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) y la Sociedad Italiana de Anestesia, Analgesia, Reanimación y Terapia Intensiva (SIAARTI) para la priorización de pacientes afectados por el Coronavirus que requieran ventilación pulmunar, desaconsejan el criterio “primero en llegar, primero en ingresar”. Y es que se trata de una expresión del azar que sacrifica a quienes están peor simplemente porque llegaron más tarde. Sus recomendaciones parten del principio de que deberá tomarse en consideración los antecedentes y la probabilidad de recuperación. Esencialmente, nada ha cambiado en términos de prioridad de lo que planteaba el cirujano francés Dominique-Jean Larrey que sirvió a Napoleón, el cual distribuía la atención médica prioritaria a los soldados peligrosamente heridos “sin tener en cuenta rango o distinción”, librando a su suerte a los gravemente mutilados “que no han sido operados y vestidos” pues rara vez sobrevivirán hasta el día siguiente.

¿Quizás la única opción éticamente disponible es terminar tirando una moneda?



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LicPescadasTraful
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Re: El espacio de JOSÉ

Mensaje por LicPescadasTraful » Vie, 10 Abr 2020, 01:17

DE RATONES Y DE HOMBRES

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La empatía es un rasgo fundamental para vivir en sociedad. No sorprende que algunos aspectos de ella los podamos ver en otros animales. Los roedores son de los juguetes favoritos de los científicos para experimentar. Pero… ¿Estamos sacando las conclusiones correctas?

Para vivir en sociedad, es importante aprender a evitar dañar a otros. Se considera que la insensibilidad al daño de los demás es un sello distintivo de trastornos psiquiátricos antisociales como psicopatía y sociopatía. Es claro que no nos va tan bien enseñándolo, y en parte se puede deber a las tribales dinámicas de endo/exogrupo. Aún así, en situaciones normales, el daño se minimiza. Lo hacemos los humanos y parecieran hacerlo otros animales. Considere por ejemplo la pelea entre machos para acceder a las hembras: rara vez pelean de verdad con sus mejores armas, y sí muchas veces hay un «combate ritual» donde se miden fuerzas de forma simbólica.

¿Qué podría motivarnos a nosotros y a los demás animales de abstenerse de dañar a sus pares? Una posibilidad es que las emociones indirectas (es decir, las emociones que siente un otro, en lugar del individuo observador), incluido el contagio emocional y la empatía, desencadenan la aversión al daño. En pocas palabras, dañar a otras personas es desagradable, porque compartimos indirectamente el dolor que infligimos y en esto ayudan mucho las neuronas espejo. En consecuencia, se ha argumentado que los trastornos psiquiátricos caracterizados por un comportamiento antisocial pueden provenir de un mal funcionamiento o de emociones sesgadas.

Un gran número de estudios (como éste, éste y éste, entre otros) muestra que los roedores tienen reacciones afectivas a la angustia de los congéneres. Estas reacciones se observan como un aumento de la conducta de congelación o cuando el testigo se vuelve a exponer a señales asociadas con el dolor del otro. Como era de esperar, se identificaron neuronas espejo en ratas en una zona del cerebro (corteza cingulada anterior o ACC en inglés), que responden al observador que experimenta dolor y a ser testigo de un malestar específico.

Se sabe que la reducción de la actividad en el ACC reduce el contagio emocional. El problema con las investigaciones clásicas es que la rata observadora no es la causante directa del daño presenciado, por lo que la actividad específica de la zona ACC en la aversión al daño no está clara. Y esta asociación es lo que se busca analizar en este estudio publicado en Current Biology y justifica este escrito.

En este video (en inglés) tiene la picazón intelectual que dio paso al experimento, el desarrollo del mismo y sus resultados principales:



Para los que no sepan inglés, les cuento yo: el diseño experimental es simple, pero da mucho jugo. Tenemos una rata en una caja con 2 palancas y con un poco de adiestramiento, aprende que al manipular una de ellas, obtiene pastillas de azúcar. A esta rata la llamamos «actor». Una vez la rata aprende el vínculo palanca-azúcar, asociamos su elección a un shock que se le da a una segunda rata («víctima»).

¿Y qué pasó? Pues varias cosas:

Machos y hembras se alejaban de la palanca por igual (al menos 6 de 24 ratas no presionaron nunca la palanca en caso de shock)
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El N° de ratas que se alejaban era mayor si el actor era previamente expuesto al daño. La experiencia previa de miedo predispone a las ratas a una mayor sensibilidad al dolor ajeno
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La familiaridad con la víctima no es necesaria. Tampoco importa como la víctima responde al shock. El determinante principal de las diferencias entre individuos para cambiar la palanca derivan del actor
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Desactivar la zona ACC reduce el efecto
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Es importante que el daño esté cercano en el tiempo de la acción de presionar la palanca (el daño podía ocurrir entre 3 y 8 segundos después de manipular la palanca)
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Al variar el valor de recompensa en las palancas, las ratas están dispuestas a cambiar de una que se presiona fácil a otra más difícil
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Están dispuestas a cambiar de 2 pastillas de azúcar a una sola con tal de evitar el daño a terceros, pero no si el premio es 3 vs 1
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Entrenamiento prolongado para reforzar la preferencia por una palanca disminuye la posibilidad de cambio
Pareciera que las ratas tienen un comportamiento muy humano. O, desde otra perspectiva, los humanos muchas veces nos comportamos como ratas. Después de todo, en ambos casos no hay diferencia por sexo en la conducta moral; la experiencia propia parece predisponer a la empatía; el daño a terceros lo evitamos, sean conocidos o no; si el premio es demasiado grande, es posible que uno esté dispuesto a causar algún nivel de daño a otro y cualquier conducta que tengamos, la educación/entrenamiento puede tener un papel clave.

¿Y listo? ¿Somos unas ratas y éstas tienen un comportamiento muy humano? No. No es tan simple, y casi nada lo es en ciencias. Hay al menos 3 de cosas dignas de ser mencionadas. Una la expresan los autores en el estudio: ¿podemos hablar de genuino altruismo, entendido este como actuar con la intención de beneficiar a alguien más, al acto de privarse de comida a cambio de no dañar a otro? Los autores del artículo lo dudan. Plantean que los datos obtenidos no muestran que las ratas sean altruistas. Se reconocen 2 posibles motivos para ayudar a otros: uno, estrictamente egoísta, implica ayudar porque ver sufrir a otros genera un estado negativo de angustia personal que se intenta reducir egoístamente ayudando. El otro motivo, más cercano a algo genuinamente altruista, se ayuda incluso si no tienen que presenciar sufrimiento alguno en la víctima.. En palabras de los experimentadores:

«Nuestro diseño no nos permite distinguir estas opciones, pero una explicación parsimoniosa y egoísta podría ser suficiente para explicar nuestros efectos (…) Desde este punto de vista, la aversión al daño puede no ser principalmente un motivo altruista para evitar el dolor a otra rata, sino un motivo más egoísta para evitar un estado personal desagradable provocado por las señales emitidas por la otra rata, un motivo menos noble pero quizás igualmente efectivo. De hecho, las ratas pueden estar motivadas para cambiar su preferencia de palanca también contra una panoplia de estímulos no sociales, incluidos ruidos fuertes o luz brillante.»

La importancia de la motivación la veremos un poco más adelante. Por ahora, quisiera indicar que por defecto se asume que los animales se comportan egoístamente. ¿Ayuda a otro? Es para sentirse mejor. ¿Se pone en riesgo para proteger a la prole? Le interesa la inversión parental. ¿Que un macho ayuda con las crías? Es con fines reproductivos. Una posibilidad es que se trate de defender la nefasta tesis de la excepcionalidad humana, poniendo estándares a los animales que honestamente no sé siquiera si nosotros cumplimos solo con el afán de diferenciarnos y sentirnos «distintos» del resto de los animales; ideas que creo deben llegar a su fin. La otra posibilidad es que el genuino altruismo simplemente no exista, ni siquiera en nosotros.

El segundo tema interesante lo ponen los científicos, aunque no ahondan en él, cuando hablan de la motivación de las ratas para hacer algo. Vale la pena preguntarse qué podría interesarles a las ratas, aunque sea para hacer algo de ejercicio filosófico (trabajo que por cierto ya se dio la filósofa belga Vinciane Despret en un libro y en el cual me baso para todo lo que resta). Si lo abordamos desde la perspectiva de si el experimento le interesa al animal, nos encontramos con un problema: la rata no tiene salida. Los dispositivos experimentales se arman de tal forma que el animal se ve empujado a actuar. No tiene sentido reflexionar si una rata hambrienta puede o no mover una palanca a cambio de comida; simplemente no puede hacer otra cosa. La rata no está interesada, está motivada, obligada o incitada; que no es lo mismo.

Pero… ¿Y si nos ponemos desde la perspectiva de la rata? ¿Cómo el sujeto del experimento traduce, en sus propios términos, su propia forma de interesarse por el problema que se le presenta? Esto es importante, no tanto por el experimento descrito previamente, sino para pensar y repensar las investigaciones de conducta. Los animales no solo deben superar las pruebas, sino que (por sobre todo) deben hacerlo de forma correcta. Los que no hagan esto, simplemente no son sujeto de estudio. ¿A qué me refiero con «forma correcta»? Imagine que quiere investigar la capacidad de memorizar de los ratones. Ponga un laberinto que el animal recorre para encontrar comida y después de un tiempo lo ponemos en la misma situación y resuelve muy rápido el laberinto. ¿Concluimos algo de su memoria? No. Porque los ratones dejan marcas odoríferas que la guían. El ratón resuelve el problema, pero no de la forma correcta para el científico. No importa cómo una rata pueda estar interesada en resolver un problema que se le planteó o las estrategias que usa, aún debe resolverlo en los términos que interesan al investigadores.

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Fig. 1: Los científicos ven las estrategias del animal como un fallo o una artimaña que debe depurarse para obtener la respuesta más «pura» y «honesta» posible. Esta depuración suele ir desde diseños experimentales distintos hasta mutilaciones del animal.

La situación descrita, extrapolable a muchas otras, limita mucho la cantidad de animales que pueden usarse para experimentos conductuales y dificultan también la correcta interpretación. Las motivaciones de los animales no tienen por qué tener algo que ver con las de los científicos, aún si responden a las pruebas. Un animal puede responder a estímulos de apoyo explícitos («bien hecho») o implícitos, como el caso del famoso caballo Hans el Listo, que desde entonces obliga a tener en cuenta las expectativas del animal a la hora de responder a una prueba.
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Fig. 2: Hans fue un caballo de feria que sabía decir la hora, la fecha, sumar, restar y otras cosas increíbles. El truco no venía de parte de su entrenador, sino del propio caballo: detectaba señales sutiles e inconscientes que le hacía la gente cuando daba la respuesta correcta. El caballo resultó muy inteligente, pero por motivos distintos a los esperados.


A veces la sola presencia de un espectador basta para modificar la conducta, como cuando una rata corre más rápido si ve que hay observadores. En otras, las expectativas del propio roedor son clave, ya que pueden modificar su conducta si están decepcionadas por la recompensa o sienten euforia cuando esta supera sus expectativas. El colmo de la situación es cuando el roedor responde de mejor forma si el experimentador cree que responderá bien. ¿Expectativas? ¿Euforia? ¿Decepción? ¿No estaremos corriendo el riesgo de antropomorfizar demasiado al roedor? Quizás sí. Pero la situación experimental es antropomórfica. Es difícil pensar en algo más anti natura que negarle al sujeto de estudio responder acorde a sus propias maneras de respuesta, forzándolo a hacerlo de cierta forma. No es problema para los experimentadores este nivel de antropomorfización. Su único problema es asegurarse que la conducta observada se haga por razones correctas, es decir, las razones por las que hacen el experimento.

Todo esto nos lleva al último gran punto: la correcta interpretación de los datos. Retomemos el experimento con el que abrimos esta entrada. 6 de 24 ratas no presionaron palanca, evitando dañar a otros. Se considera exitoso que un 25% de los animales estudiados respondan en forma positiva a la situación. Independiente de si es egoísmo disfrazado o altruismo sincero, ¿sería más exitoso un experimento donde las 24 ratas hubieran respondido?

La respuesta es no. Y el por qué, es interesante. Todos estos experimentos de habilidades conductuales tienen que ver con singularidades. Las 6 ratas que no causaron daño no tienen nada que ver con las generalizaciones que se hacen de su especie (del tipo «las ratas tienen cola»). Esto impide generalizar los resultados, pero permite decir que algunas ratas, en circunstancias muy específicas y excepcionales para las propias ratas, pueden desarrollar/exhibir un rasgo. Pero tan importante son ellas como las 18 restantes que «fallaron» la prueba de la empatía en algún nivel. Demuestran que el dispositivo no determina el comportamiento, sino que solo crea la condición para ello.

¿Qué significaría que todas las ratas pasaran la prueba? 2 posibilidades: o la conducta está determinada biológicamente de una forma rígida o es consecuencia directa de la forma de hacer el experimento. Ni la jaula ni la palanca ni la electricidad nos dice nada sobre la moralidad de las ratas, solo nos genera una oportunidad para que ellas se luzcan. El rasgo conductual distintivo no surge de forma innata (aunque ayuda ser un ratón y no una ameba), ya que la prueba no la superan todos ni tampoco viene del montaje que hubiera «forzado» a las ratas. Por eso, para la propia validación de este experimento y poder sacar algunas conclusiones, es fundamental el fallo. Las palomas, por ejemplo, pueden responder a casi cualquier cosa a las que se les someta, pero normalmente basado en pruebas de acondicionamiento, motivo por el que son el ‘juguete’ favorito de los conductistas. Retomando una idea ya hablada, la paloma responde a lo que se le pregunta, pero no por las razones correctas. El montaje condiciona su respuesta totalmente.

La propuesta final que les dejo, jugar a ratonificar las cosas. Ya no solo ponernos en los zapatos de otros humanos, sino en la piel de otros seres vivientes. No solo por un tema de empatía. Simplemente porque se maravillará al ver el mundo a través de otros ojos.



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Re: El espacio de JOSÉ

Mensaje por LicPescadasTraful » Vie, 17 Abr 2020, 19:25

Presentar el tema de la economía y las vidas como un dilema es, en el mejor de los casos, engañoso. Usted no lo repita por favor.

ImagenAbout J.Rizo

Biólogo Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Postítulo en comunicación de la Ciencia U. de Chile. Postítulo en Producción ejecutiva de Cine y Tv Ucsc Vasta experiencia en Comunicación Científica habiendo trabajado en Explora Magallanes y participado en la delegación Escolar Antártica. Además tiene experiencia en medios de comunicación como panelista de televisión, conductor del programa radial Ciencia en el Aire y ganador del primer lugar nacional del concurso de microcuentos científicos “Tinta en el Matraz”

Ya sé que las medidas de Piñera apuntan a tratar de no dañar tanto la economía y que el presidente de la cámara de comercio se mandó flor de declaraciones. Pero eso los transforma a ellos en ignorantes y a nosotros en víctimas de sus decisiones, pero el problema planteado como dilema con solo 2 opciones sigue siendo falso.

¿Por qué? 2 motivos:

1) ¿Cuánto vale una vida humana? Si le pone precio, haga verse su escala de valores. (Ver informe “A”)

2) Tanto economía como salud apuntan a lo mismo a largo plazo. Las decisiones que salvan vidas y cuidan el sistema de salud son las que pueden mantener una economía funcionando (Ver informe “B”).

Que hayan líderes populistas que planteen el dilema cuando simplemente hacen lo correcto (aka: Fernández en Argentina) lo encuentro malo, pero al menos toma las medidas necesarias. En cambio, quienes plantean esto como el falso dilema y optan por la economía, además de ignorantes, muestran su miseria moral.

Otra cosa es que la pandemia nos genera un problema económico por derecho propio en el ámbito de la salud: cuando el sistema colapse (y lo hará) habrá dilemas morales de verdad, asociados a la escasez de personal y recursos vs la cantidad de enfermos que se deben atender. Eso sí es un dilema moral, no la estupidez de vidas vs economía.

Así que, por favor, deje el ridículo y la estupidez de lado si es de los que presenta esta disyuntiva (y si lo suyo no es estupidez, sino maldad y miseria moral, ignore este mensaje y no me responda, no tenemos nada que hablar). Gracias


INFORME "A") Opinión: economía vs. vida humana no es un dilema moral

A medida que el coronavirus detiene la economía global, algunos líderes están sugiriendo seriamente que unos pocos deberían morir para que muchos puedan vivir. Tal sugerencia es nada menos que la bancarrota moral, dice Martin Gak.

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Un hospital improvisado de 2.000 camas en una sala de exposiciones en Teherán, Irán (Picture-Alliance / ZUMAPRESS / R. Fouladi)
Los trabajadores de salud en la primera línea de la pandemia mundial de coronavirus han informado que, junto con la abrumadora carga de trabajo, el personal médico se ve obligado a tomar decisiones insoportables para garantizar la supervivencia de los pacientes. Por ejemplo, donde los recursos médicos como los ventiladores se han vuelto escasos, elegir cuál de los dos pacientes críticos recibe un recurso para salvar vidas presenta un dilema moral.

Un dilema moral es una situación en la que una persona se enfrenta a dos opciones mutuamente excluyentes y razones urgentes para elegir cada una de ellas. Y en el caso de COVID-19, el personal médico se enfrenta al dilema moral de decidir qué persona vive y qué persona muere; no elegir probablemente resultará en la muerte de ambos pacientes. Tal elección debería arrojar a una persona de conciencia a las provincias del terror.

'Abierto para los negocios' versus salvar vidas

Por el contrario, elegir entre salvar vidas humanas y salvar negocios no plantea ningún dilema moral; vidas y dinero no pueden ser equiparados. Y, sin embargo, este tipo de pensamiento de suma cero nunca ha sido un impedimento para las personas centradas en las aspiraciones políticas o financieras, sin importar el costo humano.

A principios de marzo, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, quien el viernes dio positivo por el coronavirus, pidió al pueblo británico que lo tome "en la barbilla" y se prepare para perder a sus seres queridos. Estas no eran meras palabras de precaución; Estaba afirmando las implicaciones de su estrategia para permitir que el virus se ejecute sin control con la esperanza de obtener "inmunidad colectiva" en el Reino Unido. ¿El costo humano de esta siniestra ecuación? Permitir que unos pocos mueran para que muchos puedan vivir. Sin embargo, Johnson se vio obligado a cambiar de rumbo cuando un modelo producido por el Imperial College mostró que unas 260,000 personas tendrían que morir para que el resto del Reino Unido pudiera vivir.

Ya la semana pasada, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y sus partidarios abogaban por una versión considerablemente más oscura de la misma ecuación, diciendo que no se podía permitir que la economía estadounidense se resbalara, incluso si eso significaba sacrificar vidas. El lunes, tres días antes de que Estados Unidos asumiera la dudosa distinción de convertirse en el país con el mayor número de casos confirmados de COVID-19, Trump, contradiciendo las fuertes recomendaciones de los expertos en salud, afirmó durante su conferencia de prensa de la Casa Blanca sobre el coronavirus que "Estados Unidos de nuevo y pronto estará abierto para los negocios ".
Una nueva era de sacrificios humanos.

Pero no es solo un regreso a la era de las plagas: quizás aún más difícil de creer es que en el siglo XXI, las sociedades occidentales parecen estar dispuestas a volver a la era de los sacrificios humanos.

Steve Hilton, un antiguo asesor del ex primer ministro del Reino Unido, David Cameron, inició un punto de conversación en Fox News: "¿Sabes esa famosa frase, 'la cura es peor que la enfermedad'? ¿Crees que es solo el coronavirus que mata a las personas? "Este cierre económico total matará a la gente".

El vicegobernador de Texas, Dan Patrick, sugirió, nuevamente en Fox News, que los ancianos estarían dispuestos a morir para salvar la economía de los jóvenes. Afirmó que, como ciudadano de la tercera edad, él mismo estaría "con todo" dado la opción. El mensaje de Patrick fue repetido y ampliado por otros comentaristas en Fox y otros medios conservadores, convirtiendo lo que debería haber sido una voz solitaria de malevolencia política grotesca en un tema de conversación republicano. La implicación era clara: el virus exigía sangre humana, y los ancianos serían una oferta adecuada.

ImagenMartin Gak, corresponsal de religión y ética de DW

No se preocupe, solo 'menos del 1%' son prescindibles

Trump dijo el lunes que mientras "todo el concepto de muerte es terrible ... hay una tremenda diferencia entre algo por debajo del 1% y 4 o 5 o incluso 3%".

La cifra que dio el presidente está en desacuerdo con la mayoría de las ofrecidas por la comunidad científica, pero eso es completamente diferente. "Uno por ciento" es solo un eufemismo más en la larga lista de abstracciones siniestras que han sido utilizadas por las fuerzas políticas más malévolas en la historia reciente para deshumanizar a aquellos que la política de la inhumanidad ha condenado a muerte.

¿Realmente necesitamos decir que esconderse detrás de las estadísticas y los conceptos abstractos son seres humanos? El "uno por ciento" es el padre anciano de un amigo que muere solo en algún lugar de la Toscana. Es la abuela quien se sienta sola en su departamento en Teherán, perdiendo la esperanza de ver a sus nietos nuevamente, esperando que la muerte la lleve. Es la joven de Nueva Jersey, que sufre de asma y cuyo hijo pequeño crecerá sin una madre. ¿Todavía es necesario en 2020 decir estas cosas? ¿No hemos aprendido en las pesadillas políticas infernales que cualquier muerte es siempre la muerte de un padre o una madre, un hijo o una hija, la muerte de un ser humano?
Una humanidad desechable

Lo que todos estos argumentos tienen en común es la afirmación de que hay una parte de la humanidad que es desechable: que podemos eliminar a los ancianos, los enfermos, los improductivos, los social y económicamente no aptos. Esa no es una interpretación exagerada. Jeremy Warner mejoró el plan, nada menos que el editor asociado y columnista financiero del ex empleador de PM Johnson, The Telegraph: "Desde una perspectiva económica totalmente desinteresada, el COVID-19 podría incluso ser ligeramente beneficioso a largo plazo de manera desproporcionada sacrificar dependientes mayores ".

Hay varias formas de explicar cómo ciertos sistemas políticos y sus cómplices en los medios se han hundido en las aguas oscuras de abogar por la eliminación de nuestros hermanos, nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros hijos o nuestros amigos. Pero en esta hora crucial de la historia humana, esas explicaciones son menos importantes que hacer algunas preguntas éticas clave: ¿Cuáles son las intuiciones morales que el pasado nos ha enseñado y sobre las cuales queremos construir nuestra política futura? ¿Realmente queremos permitir que nuestros padres mueran para obtener ganancias? Porque en última instancia, lo que está en juego es esto: quiénes somos el día después de la pandemia dependerá en gran medida de las decisiones que hayamos tomado como sociedad durante esta crisis.

INFORME "B": : No creas el mito de que debemos sacrificar vidas para salvar la economía.Jonathan Portes
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Los gobiernos deben hacer lo que sea necesario, y lo que cueste, en interés de nuestra salud y nuestra riqueza colectiva.
"Si, como predicen los científicos, el resultado de aflojar las restricciones fue una aceleración de las infecciones, entonces muy pronto muchas empresas simplemente dejarían de funcionar, ya que los trabajadores se enfermarían".
¿La cura es peor que la enfermedad? The Times afirmó hoy: "Si el bloqueo del coronavirus lleva a una caída del PIB de más del 6,4% más de años de vida se perderá debido a la recesión que se ganará al vencer al virus". Es difícil saber por dónde empezar con estas tonterías. Se basa en un artículo actualmente en revisión en una revista titulada Percepciones de nanotecnología, que simplemente supone que una caída del PIB se traduce mecánica y directamente en una caída de la esperanza de vida.
Es este tipo de razonamiento el que parece llevar al presidente Trump a pedir el fin temprano de las restricciones en los Estados Unidos, alegando que muchas más personas morirían de suicidio por una "economía terrible" que por el virus.
Pero la premisa es simplemente incorrecta. Una recesión, una caída temporal del PIB a corto plazo, no necesita, y de hecho normalmente no, reduce la esperanza de vida. De hecho, contraintuitivamente, el peso de la evidencia es que las recesiones en realidad conducen a que las personas vivan más tiempo. Los suicidios aumentan, pero otras causas de muerte, como los accidentes de tráfico y las enfermedades relacionadas con el alcohol, disminuyen.
Entonces, en el nivel más básico, este argumento ignora lo que dice la evidencia. Pero quizás lo más importante, la idea de que la forma de minimizar el daño económico es eliminar las restricciones antes de que hayan hecho su trabajo, suprimiendo definitivamente la propagación del virus, es terrible.
¿Alguien cree que, sea lo que sea que haya dicho el gobierno, podríamos volver a la "normalidad", o algo parecido, pronto? Si se nos permitiera regresar al trabajo, muchos o la mayoría de nosotros elegiríamos, de manera bastante racional, no hacerlo, por temor a contraer el virus. Y si, como predicen los científicos, el resultado de aflojar las restricciones fue una aceleración de las infecciones, muy pronto muchas empresas simplemente dejarían de funcionar, ya que los trabajadores se enfermarían o tendrían que quedarse en casa para cuidar a los miembros de la familia.
En términos más generales, restaurar la economía a la normalidad requiere, sobre todo, confianza. En medio de la continua incertidumbre sobre sus propias finanzas y la economía en general, los hogares no gastarán y las empresas no invertirán. Y eso simplemente no va a suceder hasta que se haya contenido la propagación de las enfermedades.
Entonces no hay compensación aquí. Las consideraciones económicas y de salud apuntan exactamente en la misma dirección a corto plazo. Haga lo que sea necesario, y lo que cueste, y hágalo ahora, en interés tanto de nuestra salud como de nuestra riqueza colectiva.




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LicPescadasTraful
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Re: El espacio de JOSÉ

Mensaje por LicPescadasTraful » Mar, 05 May 2020, 08:05

FORMANDO UNA CONCIENCIA

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“La idea de al conciencia es ridícula, si no monstruosa. Significa saber que uno es comida para los gusanos. Este es el terror: haber emergido de la nada, tener un nombre, conciencia del yo, sentimientos profundos, y un terrible anhelo interior por la vida y la autoexpresión, y a pesar de todo ello, morir”. (Ernest Becker, antropólogo estadouidense)

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About J.Rizo - Biólogo Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Postítulo en comunicación de la Ciencia U. de Chile. Postítulo en Producción ejecutiva de Cine y Tv Ucsc Vasta experiencia en Comunicación Científica habiendo trabajado en Explora Magallanes y participado en la delegación Escolar Antártica. Además tiene experiencia en medios de comunicación como panelista de televisión, conductor del programa radial Ciencia en el Aire y ganador del primer lugar nacional del concurso de microcuentos científicos “Tinta en el Matraz”

¿INNECESARIA CONSCIENCIA?

Estás en un concierto de música disfrutando de una versión especial de El Lago de los Cisnes. ¿Qué sucede al hacer click en el vínculo? Escuchas la música. Pero estoy seguro que también pasan otras cosas. ¿Sorpresa? Sin duda. ¿Placer? Quizás, con algo de suerte. ¿Dolor en el alma por ver una obra maestra en una versión tan extraña? Probablemente.

¿Pasa algo más? Sí, y muchas cosas. La reacción que sientes corresponde a la sensación consciente de oír la música (para simplificar, supongamos que es una experiencia desagradable, aunque en lo personal me fascina). Pero hay muchas cosas de las que no eres consciente: ni de como viaja el estímulo a la zona del cerebro que procesa el sonido o el lenguaje, tampoco del recorrido de neurotransmisores que llegan a tu centro de emociones y genera esa sensación de sorpresa o rechazo al oír la canción. Tampoco sientes o controlas como el impulso nervioso viaja por tu cuerpo y hace que contraigas los músculos del brazo y la mano con fina precisión para apagar la fuente que genera molestia. En el momento en que oyes la música, solo eres consciente del sonido y las emociones que te genera (que dejamos de lado por ahora) ¿Y qué son esos sonidos? Describir un sonido puede tener la misma complicación que describir un color u otra sensación: es una experiencia subjetiva que no puedes transmitir, solo comparar con otras sensaciones de igual naturaleza. Vale, los físicos han aportado algunas características: un sonido puede ser agudo o grave, pero en términos de la percepción, ¿a qué se parece un sonido agudo sino a otro sonido agudo?

Igual pasa con otras sensaciones: ¿Cómo describir un color sin hacer referencia a otro color? En el ejemplo de la música, lo que escuchamos aparece en nuestra consciencia, se hace desagradable y nos motiva con fuerza a eliminar las causas que lo propician. Nuestro cuerpo parece informar de forma simplificada, con este particular “lenguaje de lo desagradable”, a nuestro “Yo” de que algo va mal para que éste tome el mando y actúe en consecuencia.

Y todo sería perfecto, excepto porque ese «Yo» es, cuanto menos, problemático. En el famoso experimento de libre albdrío de Libet (y sus distintas réplicas, tanto de apoyo como de críticas), Gazzaniga y su experiencia con cerebros cercenados o las investigaciones de Daniel Wegner asociadas a la facilidad para autoengañarnos en nuestro actuar (todas investigaciones que ameritan cada una su propia entrada), hacen que podamos cuestionar que ese «Yo» tome alguna decisión, siendo más probable que todo se decida a nivel inconsciente. Bajo la luz de estos experimentos, La consciencia funciona como una central de noticias donde se le dice informa al “Yo” de lo que está pasando, siendo éste un mero espectador que no toma parte ninguna en las decisiones posteriores, aunque vive en la ilusión de que así lo hace.

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LOS PROBLEMAS

Las dudas surgen de inmediato: ¿Para qué informar y a quién? Si nuestro “Yo” no toma partido en nada, ¿para qué perder el tiempo y recursos en informarle? No hay que olvidar que hay una serie de procesos internos de los que no tenemos control, somos inconscientes de ellos y aún así funcionan de lo mejor: latidos cardíacos, movimientos de intestinos o el funcionamiento de cualquier órgano.

Como se que eres inteligente, de seguro piensas que el sentir sonidos (u otras sensaciones) ayudan a moverse mejor en el entorno. Pero no tiene que ser así y de hecho es probable que la mayoría de los organismos no se desenvuelvan así: responder a estímulos lo pueden hacer bacterias, virus e incluso objetos, pero no andamos pensando que tengan consciencia. Sentir un estímulo, entendido como la capacidad de darme cuenta que hay un algo; es otra cosa. Y ser autoconsciente, es decir, saber que soy yo el sujeto que siente el estímulo, es otro tema (a modo de curiosidad, los bebés humanos parece que no pasan la prueba de la autoconsciencia hasta que tienen 18 meses; lo que habla que, aunque puedan responder a estímulos y sentirlos, quizás no tienen la capacidad de entender que ellos son los sujetos que sienten el estímulo al no tener un sentido de su propia existencia… ¿Les faltará un «Yo» interno a quien informar?). Muchos seres vivos no parecen llegar a este último nivel, aunque siempre está la posibilidad de abordar mal el problema, tal como hablaba acá. Lo cierto es que pareciera que somos máquinas automáticas con una lucecilla arriba que no participa de prácticamente nada. Quizás por la aparente redundancia e inutilidad fue que el antropólogo estadounidense Ernest Becker, se refería en duros y sombríos términos a esta facultad.

En líneas muy generales, con todo lo escrito se han esbozado los 2 grandes problemas asociados a la conciencia. El fácil (que de fácil no tiene nada), busca responder la parte operativa: cómo se capta un estímulo, por qué vías viaja, cuáles son los centros que elaboran respuestas y, en última instancia, cómo surgió el sistema. El problema difícil, tan difícil que el físico James Trefil dijo que «es la única cuestión de la ciencia que ni siquiera sabemos cómo formular«, implica entender cómo se transforma un impulso nervioso en una experiencia subjetiva a la que nadie más que el propio sujeto dueño de esa experiencia puede acceder. Con el ejemplo de la música y la experiencia, sería entender cómo un flujo de neurotransmisores es traducido a una sensación desagradable. El problema se vuelve aún más complejo cuando se busca no apelar a almas, dualismos y se acepta la idea que el cerebro no tiene nada de especial respecto a otras cosas; simplemente está hecho de los mismos átomos que todo lo demás en una configuración específica.

Hay quienes defienden que el problema difícil en verdad es imposible de resolver, otros que es un pseudoproblema que se arreglará cuando resolvamos los problemas fáciles. No pretendo hacer acá una revisión exhaustiva de toda la investigación y las reflexiones asociadas. Sí puedo decir que durante mucho tiempo se ha mirado el tálamo por ser el centro de control donde llega casi toda la información sensorial y es distribuida a distintas partes del cerebro para su procesamiento. También interesó mucho la formación reticular, que se encarga del estado de vigilia o sueño. Esto parecía prometedor, considerando que para ser consciente se requiere estar despierto, aunque más parece el interruptor y no la central de la consciencia.



MEMORIA Y CONSCIENCIA

Uno de los mayores expertos del mundo en el tema es el estadounidense Joseph E. Ledoux, neurocientífico y discípulo de Gazzaniga en eso de rebanar cerebros. Ledoux nos expone en este escrito publicado en Cell su explicación de cómo emerge la consciencia del subconsciente. Es importante limitar el tema que aborda: no se pregunta por la existencia de consciencia en rocas (que existen esas ideas), computadores o animales. Ledoux se interesa solo en la experiencia humana y como surge del no-consciente esa cosa difusa y subjetiva que nos da una experiencia consciente.

Ledoux menciona que la mayoría de los estudios en esta línea tienen relación con la conciencia visual, lo que ha permitido identificar algunas zonas claves (se puede inferir que las distintas sensaciones captadas a nivel consciente seguirían un patrón más o menos similar). Por ejemplo, ante un estímulo visual, sea evidente o subliminal, se activa la zona del cerebro que procesa la información visual, pero solo cuando se informa (se es consciente) el estímulo, se activa también la zona de corteza prefrontal. Ledoux interpreta que esta última zona representa activamente la información de la parte sensorial y transforma la representación sensorial no consciente en una experiencia consciente, en línea con otros trabajos, pero incorpora un factor clave: el rol de la memoria. Para entender su importancia, hay que recordar que los estudios que hizo con Gazzaniga demostraron la importancia de contarnos historias a nosotros mismos. Preferimos una historia falsa que una laguna de conocimiento y en esto, la memoria es clave en la construcción de nuestra propia historia, que en última instancia, hace que sea quienes somos.

Ledoux parte de una idea simple: la información visual (o cualquier otra información sensorial) no basta para nuestra experiencia. No sabemos de manera innata qué es un lápiz, una mesa o cualquier otro objeto. Tenemos que aprender qué es cada cosa y usar los recuerdos para reconocerlos.

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Esta idea cuenta con evidencia clave: a la zona de la corteza prefrontal entran circuitos neuronales que forman y almacenan memoria a largo plazo, la memoria episódica y la memoria semántica (la que trata de características y usos de objetos; es lo que usaste para identificar cerezas de canicas). Dado que reconocer algo implica saber lo que es y saber lo que no es, es posible que también actúe una memoria conceptual.
Teniendo el estímulo y la memoria que nos permite saber qué hacer con el objeto, lo que sigue es integrarlo en un relato: la experiencia es a través de episodios complejos, compuestos por múltiples estímulos enmarcados en experiencias personales. Estos episodios están marcados por lo que pasó, dónde y cuándo. Y, naturalmente, sólo tú eres el protagonista y por ende, sabes lo que es tener esas experiencias.
La corteza prefrontal, correspondiente a la zona de las habilidades cognitivas más complejas en los humanos, está subdividida en muchas zonas distintas (fig. 3). Un lugar específico es digno de consideración: el polo frontal, una región del lóbulo frontal que se encarga de la planificación, toma de decisiones y ejecución de actividades.

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Fig. 3: Área prefrontal del cerebro (color amarillo) y distintas zonas identificadas. Aunque cada zona está dividida en surcos, lo cierto es que el cerebro real no es algo rígido y cada zona está conectada con muchas otras. Información de las áreas, acá.

El atractivo del polo frontal es que tiene propiedades únicas y exclusivas de la especie humana, además de ser el área por excelencia del pensamiento abstracto, por lo que se dice que es el área más avanzada del cerebro. Las entradas de memoria a esta zona funcionan como un esquema que agrega significado conceptual y personal. Juntos, permiten que la corteza prefrontal construya modelos mentales que simulen lo que podría estar presente. Estos modelos son usados para controlar las actividades sensoriales, memoria y otros procesos, no solo para predecir estímulos, sino también para determinar como se relacionan con uno y como debemos actuar ante él.
El cómo estos modelos se transforman en una experiencia subjetiva es parte del problema duro, pero al menos estamos respondiendo en parte el qué ocurre. Aún así, seguimos con un problema: el procesamiento cognitivo puede ser consciente o no consciente. Esto todavía nos deja con la pregunta de cómo las representaciones no conscientes llegan a ser experimentadas de forma consciente.
MEMORIA DE TRABAJO Y CONSCIENCIA
Cambiemos de rubro. Imagina que estás en una partida decisiva de ajedrez. El juego es clave, ya que si ganas, obtienes el campeonato mundial. Enfrente, un rival que desea lo mismo que tú. Piensas en tu siguiente jugada. Sabes que has estudiado ese tipo de posiciones. Olfateas la sangre, la posición del rival no es armoniosa y su plan parece condenado al fracaso. Sientes que es tu oportunidad. Tienes un momento eureka: ves con claridad la secuencia ganadora y obligas al rival a abandonar.
¿Qué mecanismos cognitivos usaste para lograr toda la secuencia? Además de los mecanismos de estrés ubicados en el hipotálamo, requieres sacar de la biblioteca (memoria de largo plazo) los patrones que te permiten reconocer la posición. Pero también tienes que recordar el plan del rival, analizar sus intenciones y responder en consecuencia. Para ello apelas a un tipo de memoria distinta, la memoria de trabajo que usa la información recopilada recientemente (en el ejemplo, las jugadas del rival) y las usa para una acción específica (aplastarlo en el tablero hasta que suplique por clemencia, deportivamente hablando).
La memoria de trabajo utiliza funciones de control ejecutivo, como atención, para seleccionar, monitorear, mantener temporalmente e integrar diversos tipos de información de procesadores especializados, los cuales incluyen circuitos que conectan con las funciones sensoriales, de memoria y verbales; conectando estas áreas con las prefrontales (recordemos que son las encargadas de la función ejecuotra y de planificación).
¿Y por qué algo de esto sería importante? Simple: La memoria de trabajo ha sido considerada tradicionalmente como esa información de la que somos conscientes. Dicho eso, las investigaciones más recientes hilan fino y muestran que hay información que puede representarse en la memoria de trabajo y usarse en el pensamiento y la acción en un nivel no consciente, de modo que tampoco tendríamos acceso a toda la información que llega ahí.
Para la parte específicamente consciente, introducimos un nuevo concepto: el buffer episódico, que estaría ubicado en la corteza prefrontal y vendría a funcionar como un integrador de información que proviene de los procesadores sensoriales para producir representaciones que dan coherencia a nuestras experiencias conscientes. En fácil, y siguiendo el ejemplo del torneo de ajedrez: además de estar pensando en la jugada, estás concentrado en el tablero. Pero también percibes que hay gente alrededor y escuchas los murmullos cercanos. Lo que percibes es una realidad coherente, incluso cuando tienes tu atención focalizada en algo, no un estímulo tras otro de forma separada e inconexa.
Uno podría decir, en última instancia, que la consciencia sería “un lugar” donde cierta información se hace operativa para poder trabajar con ella y tomar decisiones. Resolveríamos un problema planteado al principio: estamos matando a ese «Yo» al que inútilmente le informábamos cosas. No le informamos nada a nadie, sino que solo «ponemos» información en un lugar en el que se la puede integrar, combinar o complementar con más información para tomar decisiones más complejas.
¿Y entonces? ¿Tenemos atrapada la conciencia? ¿Podemos decir que está en el área prefrontal y ya?¿Resuelto el problema fácil de la conciencia? ¡JA! Ni de cerca. Recordemos que la consciencia puede no participar a pesar de estar trabajando la memoria de trabajo y el área prefrontal. Pero eso es lo de menos: el buffer episódico no pasa de ser una hipótesis, el estímulo puede variar mucho la respuesta neuronal y la zona prefrontal puede sufrir daño sin que se dañe la consciencia. Ya ni se diga que nada de esto nos dice nada respecto al por qué la necesidad biológica de una consciencia y mucho menos el cómo pasamos de la red neuronal a la experiencia subjetiva.
Todo lo expresado hasta acá es solo la punta del iceberg de una enorme cantidad de procesos, bucles redundantes y muchas otras cosas imposibles de abordar en un solo escrito. Pero al menos tenemos un avance significativo: podemos prescindir de ese «Yo». El homúnculo que tomaba las decisiones estaría finalmente muerto. Pero lo más bonito de todo esto es que, siguiendo esta línea, podemos reflexionar e investigar como las narraciones contribuyen a nuestro sentido de quiénes somos.


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