Por supuesto, siempre depende de cómo uno se lo tome, pero....
No cabe duda de que se trata de un síntoma. Una señal de alerta.
Y mucho cuidado con su repetición (5-7 y 5-7), porque ya estaríamos frente a un caso de inseguridad severo.
Entre los lectores, me animo a decir que sería un milagro que nos estuviese leyendo alguien que haya estado cerca de un triple 5-7, porque eso solo hubiese sucedido en Copa Davis o Grand Slam, aunque...pensándolo bien, me halagaría muchísimo contar con tan distinguido lector.
Analicemos la secuencias posibles: Todo resultado de set en 5-7 tiene una introducción inevitable de 5-5 que, de haber registrado quiebre o quiebres previos, estos debieron ser equiparados.
Pero llegamos al 5-5, y recibir un quiebre es una garantía de jugar el 5-6 en la devolución, con toda la presión en contra.
No estoy postulando que no sea posible recibir un quiebre en 5-5. Solo digo que llegar al 5-6 y devolución es una invitación a no desestimar el tema en la próxima conversación con el "psico".
La otra secuencia posible, es cuando el rival, con su saque, alcanzó el "6" y se debe aprovechar el game del propio saque para obligar a un tie-break. ¿Qué pasó?
El miedo de "echarlo todo a perder" es la cosa más perturbadora...para los "perturbables".
Tal como se adelantó, repetir escenario y resultado en un segundo set, ya no deja ninguna duda: De la cancha a las duchas, y de ahí...derechito al terapeuta. ¿Que colectivo (bus) se puede usar? Cualquiera. Eso si: Si aparece el "57" déjenlo pasar y tomen un taxi.
Evaristo Pescadas Traful
