Confesión de Pasión: Cap #10 - Soy "cholulo" del tenis

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LicPescadasTraful
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Confesión de Pasión: Cap #10 - Soy "cholulo" del tenis

Mensaje por LicPescadasTraful » Jue, 30 Sep 2021, 19:43

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Una columna larga es como un examen de ingreso. Es bueno que, aquellos que lo sufren, no se mezclen con quienes están dispuestos a una reflexión rigurosa. El libro de quejas está en la oficina del fondo.

Soy "cholulo" del tenis

CHOLULO / CHOLULA : es una palabra de habla coloquial en Argentina que, usada como sustantivo, significa ‘admirador de los integrantes de la farándula’ y, por extensión, ‘persona que busca relacionarse con famosos y vive obsesionada por conocer sus vidas privadas’1​ en tanto que como adjetivo se usa en el sentido de persona «frívola», «superficial»; de allí derivó la palabra cholulismo referida a la admiración excesiva por personajes de fama. Su origen es una historieta ideada por el periodista Mariano de la Torre Carlés y el dibujante Oscar Blotta y recreada más adelante por el dibujante Toño Gallo, cuyo personaje era una joven bautizada Cholula que tenía esas condiciones. Joaquín Sabina en su canción Aves de paso menciona «A la intrépida cholula argentina,/ que en el corazón con tinta china/ me tatuó “peor para el sol”».

Federer? Nadal? Djokovic? Del Potro? Vilas? Perseguir a esos próceres sería una actitud cholula, pero "personalista". Mi situación es otra, muy diferente. Yo soy cholulo del tenis.
Desde que descubrí este maravilloso deporte todo mi sistema admirativo se comportó en forma distinta. Nada convencional y muy poco personalista.
A mi me cautivaron todas esas cosas de la elegancia y la caballerosidad. Muy opuestas a los modos, usos y costumbres que mi viejo y sus camaradas de "pelota a paleta" practicaban en un frontón semi-abierto que daba justo en frente de las canchas de tenis, donde las "ladys" y los "gentlemen" se jugaban un set en silencio para rematar en la confitería con una partida de ajedrez y un te con limón.
Por supuesto que Vilas se convirtió en un estímulo insuperable, pero a la hora de perseguir, yo perseguía muchas cosas más que un simple autógrafo del "Gran Willy".
Mi primer torneo profesional como espectador fue en el Tenis Club Argentino y ya no recuerdo quienes eran los jugadores enfrentados. Carruthers, Alvarez, Ganzábal, Soriano... No importa. Estuve mas atento a lo novedoso que resultaba. para mi, ver un partido donde el público aplaudía las buenas ejecuciones y jugadas de ambos. Eso era como un viaje a otro planeta.
La forma en que hacían viajar y planear a la pelota con un buen trabajo de piernas, grandísima precisión y notable economía fue como mi ritual de iniciación. Estaba cursando la materia "Belleza #1"
A partir de ese momento me enamoré de toda manifestación del tenis que se aproximase a esa verdadera danza con raquetas. Venga de quien venga.
En mi club de orígen (CCI, de Tigre) habían solo 3 o 4 que jugaban "con estilo", incluso algunos chicos de mi edad. Los admiré discretamente hasta que, como suele pasar en estos casos, la admiración se convirtió en pretensión. Y no paré hasta ser un tenista.
Averigüé todo lo necesario sobre técnica y pasé horas en el frontón. Conseguí un cómplice para saltar a la cancha y comenzó la historia.
Pero volvamos al concepto "cholulo". Quería ser amigo de todo aquel que jugara al tenis mucho mejor que yo. Con los primeros torneos interclubes vi desfilar muy buenos jugadores y no perdía oportunidad de hablar con quienes me habían deslumbrado, intentando establecer una comunicación vinculante.
Mi primer contacto directo con el mejor tenis, lo tuve a partir de las clases que tomaba con Andrés Funes, que fuera N°1 del ránking nacional en su paso por las distintas categorías etarias de veteranos. Eso ocurría en el Club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA) del que me hice socio y donde había, desde "primera división" hasta completar todo el abanico de niveles. Quedaba a pocas cuadras del Buenos Aires Lawn Tennis Club, por donde yo pasaba obligado tanto en la ida como en la vuelta. No me cansaba de ver buen tenis, con algunos apellidos ilustres incluídos.
Como socio de GEBA usaba, en cada visita, los servicios de sus amplísimos vestuarios, donde un empleado me proveía, carnet mediante, de un candado y una toalla blanca con una franja central azul. El "set" incluía un pequeño jabón de tocador y un sobrecito de champú. Pisos de mosaico tan cuidados como antiguos. Lockers y banquetas pintadas de blanco, con travesaños donde colgar perchas (no era mi caso, pero en esa época muchísima gente andaba "de traje").
Sobre las duchas solo diré una cosa: siempre me gustó mas darme una ducha en el club que en mi propia casa. El volúmen del chorro de agua que emanaba de esas "flores", a veces cromadas y a veces no", era placentero y reparador. Insuperable y necesario.
Los socios más "viejos" (tendrían menos años de los que yo tengo ahora) se ponían talcos y lociones perfumadas. (Old Spice, era la marca mas vista) Usaban un tipo de calzoncillos a los que llamaban "suspensores" y se untaban el cabello con un gel fijador cuyo nombre genérico era "gomina" (Glostora o Breel Cream, por ejemplo).
Ahora, y haciendo un recuento de la jornada, ya tenía sobre mi cuerpo una clase de tenis, precedida por media hora en el frontón y otra hora y media de juego en alguna de las canchas habilitadas. Luego la ducha caliente y faltaba el remate: rodeando el edificio se llegaba a un portal ancho y una escalera que, en sentido descendente, llevaba a un sitio con el nombre (rarísimo para mi) REFECTORIO SUBSUELO pintado en un cartel. Prevalecía el hambre sobre la sorpresa y me abalanzaba al mostrador para pedir un café con leche y un generoso sandwich de pan "pebete" con jamón y queso, adicionado con manteca , lo cual terminaba elevándolo a la categoría "sublime".
Por último, viaje a casa con 50 minutos de tren en los que no faltaban los momentos de sueño profundo interrumpidos casi siempre por un "guarda" uniformado de gris que me tocaba un hombro y me decía " Eh! Pibe !! LLegamos a Tigre !!(estación de final de recorrido).
De todo eso, se trataba el "ser tenista". Por supuesto que aquellos que lo hacían muy bien, se encontraban con mas y mas puertas que se abrían. Y nada quedaba oculto para quienes mirábamos ciertos procesos desde afuera. Eran tiempos en los que todos estábamos afectados, en mayor o menor medida por "cierta cuota de cholulismo".

Evaristo Pescadas Traful
Para comunicaciòn directa y respuesta mas ràpida, envia un e-mail a forobreakpoint@gmail.com
Y para dialogo fluido, acuerda una entrevista y luego utiliza videochat de Google ("hangouts"), o Facebook.

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